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Doctor Manuel Guerra se va de Cuba: "Mi madre me prefería lejos antes que preso"

"Nuestra Isla no está al borde del colapso por el dictador que nos avasalla, sino por el pueblo sumiso que obedece y ha concebido el irrespeto a sus derechos y la miseria que nos rodea, como parte de la cotidianidad del cubano", dijo el doctor.

Manuel Guerra junto a su madre en Holguín © Manuel Guerra / Facebook
Manuel Guerra junto a su madre en Holguín Foto © Manuel Guerra / Facebook

Este artículo es de hace 2 años

El doctor cubano Manuel Guerra, conocido por sus críticas al régimen castrista, se marchó de Cuba ante las presiones de la Seguridad del Estado y la amenaza de ir preso.

Guerra, quien fue expulsado en octubre del hospital donde trabajaba por su oposición al régimen, explicó en su muro de Facebook que se fue del país porque su madre le suplicó que lo hiciera, antes de terminar en prisión. El joven no aclaró dónde se encuentra, pero sí dice que aún no ha llegado a su destino.

"Con dolor en mis entrañas tuve que partir y separarme de la madre que me dio a luz y amo con todas mis fuerzas. Me separé de parte de mi familia, amistades (las pocas que quedan en Cuba), de recuerdos, de mi historia, de una nación que sufre y de un pueblo oprimido...", expresó.

"Ver a mi madre desconsolada, arrodillada ante mí pidiéndome atenuara mi posición contra el gobierno, diciendo que me prefería lejos antes que preso, es una engorrosa imagen que no se borrará fácilmente de mis recuerdos...", recalcó.

El médico recordó la detención arbitraria que sufrió en octubre cuando iba hacia su trabajo, en el municipio holguinero Calixto García. Ese día un policía le impidió pasar el punto de control. Tras su protesta, el agente lo esposó y lo llevó al departamento de instrucción penal, donde fue acusado de desacato.

Desde entonces comenzaron las presiones, tanto por su jefe en el hospital como por la Seguridad del Estado, para que se fuera del país. Mientras, debía ir todos los lunes a la estación policial a firmar, hasta el día de su juicio.

"Uno de esos lunes (...) me esperaban algunos oficiales de alto rango en la provincia. De nuevo me hacen valorar la idea de abandonar el país, pero ya esta vez había una cárcel de por medio, un futuro tronchado, una impotencia desmesurada que me cegaba y por qué no decirlo, un temor enorme que quebraba mi alma, no tanto de pasar un año en prisión sino de que no sirviera de nada", detalló.

En su texto, el galeno se refirió a la situación de presos políticos como Luis Robles, Luis Manuel Otero, Maykel Osorbo y José Daniel Ferrer, y criticó la actitud de gran parte de la población, por no apoyarlos.

"Los que abogamos por el respeto a los derechos humanos y ciudadanos de todos los cubanos desde dentro de la Isla, siempre supimos a que nos estábamos enfrentando. Hemos tenido claro que ser opositor al régimen no es para nada un juego, sino un peligro potencial que atenta contra la integridad personal y familiar de todo aquel que manifiesta su descontento con la dictadura", señaló.

"Nuestra Isla no está al borde del colapso por el dictador que nos avasalla, sino por el pueblo sumiso que obedece y ha concebido el irrespeto a sus derechos y la miseria que nos rodea, como parte de la cotidianidad del cubano. ¡Craso error!", subrayó.

Guerra afirmó que la gran mayoría de los cubanos está en desacuerdo con el sistema, pero que el "terrorismo de estado desplegado por el desgobierno" mantiene en silencio al pueblo.

"Si tan solo una décima parte de nuestra población adoptara la posición de Saily González, Yahima Díaz, Daniel triana, Leo Fernández; de mis coterráneos Miguel y Zulema, o de mis dignos colegas: Alexander Raúl, Alexander Figueredo, Noeima, Yoan, entre otros muchos valerosos hermanxs de lucha, el futuro de nuestra tierra fuera majestuoso", aseguró.

Por último, llamó a la oposición cubana a reestructurarse y a valorar un cambio radical en los métodos de lucha que usan, pues el exilio y la cárcel no van a cambiar el status social y político de la nación.

"Quien de veras anhela la libertad para nuestra tierra, reprime sus diferencias con otros que deseamos lo mismo y juntos buscamos el camino correcto. Es necesario la creación de tejido social e implantar la democracia, no el surgimiento de disidentes que cuan si reguetoneros se andan tirando unos a otros. El caudillismo y el regionalismo han sido causas de fracaso desde las gestas independentistas del siglo XIX", rememoró.

"No me fui de Cuba ni ella de mí, ahora, por el momento, vivo un poco más lejos pero mi pensamiento permanece en mi tierra, en mis raíces. Por una Cuba inclusiva, plural y democrática", concluyó.

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