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José Pérez Julién, uno de los mejores árbitros de Cuba: "Soy muy feliz desde que pisé suelo canadiense"

"Fui perjudicado por la forma en que se manejaron los incidentes por parte de la Dirección Nacional de Béisbol, donde fueron apañadores de las indisciplinas graves en contra del arbitraje" dice en entrevista para CiberCuba

Árbtitro cubano disfruta de su nueva vida en Canadá © Cortesía del entrevistado
Árbtitro cubano disfruta de su nueva vida en Canadá Foto © Cortesía del entrevistado

Este artículo es de hace 2 años

Muchos cubanos amantes del béisbol recordamos una época dorada de nuestra pelota en la que no sólo brillaban los jugadores sino también los árbitros.

Había una relación importante de buenos ampayas y, sin lugar a dudas, uno de ellos era nuestro entrevistado de hoy, el capitalino José Pérez Julién.

Árbitro cubano José Pérez Julién / Cortesía del entrevistado

¿Qué haces actualmente, dónde vives? Prácticamente no sé de ti.

Actualmente trabajo como ingeniero informático en una empresa canadiense. Cuando llegué a Canadá en 2012 comencé trabajando en la construcción durante dos años en una compañía que reparaba techos y hacía trabajos con aluminio y cobre.

A la misma vez, estudiaba inglés por la noche y computación por cuenta propia para actualizar mis conocimientos. Durante este tiempo de estudio me propuse lograr certificaciones de Microsoft para poder competir en el mercado laboral canadiense, y obtuve tres certificaciones que me ayudaron a alcanzar mis metas.

En el año 2014 logré mi primer trabajo en la computación y actualmente me desempeño como “Senior Software Developer”; he permanecido por más de siete años en compañías canadienses.

José Pérez Julién / Cortesía del entrevistado

¿En qué ciudad vives?

En Toronto. En 2014, después de dos años, pude traer a mi esposa y su hijo a Canadá por reunificación familiar. Tengo dos hijos. Los dos, el mayor de 28 años y recientemente, la menor de 22 años están Estados Unidos, para mi beneplácito y tranquilidad porque verdaderamente nuestro país se ha puesto muy duro, por utilizar sólo un adjetivo. Mi mamá aún vive allí.

¿Cuándo decidiste partir de Cuba?

La decisión surge en el año 2010 por dos incidentes que ocurrieron ese mismo año. El primero, cuando fui expulsado de mi centro de trabajo como Ingeniero informático, labor que desempeñé durante 23 años. Fui víctima de La “Ley de Disponibilidad” y del oportunismo de la directora de mi empresa.

El segundo, cuando fui suspendido en el play-off final entre Industriales y Villa Clara por la decisión en 2da base de Alexander Malleta durante el quinto juego celebrado en el estadio Latinoamericano.

Salí de Cuba en el año 2012 con carácter definitivo a través de una carta de invitación de mi hermano que ya vivía en Canadá.

Tras ubicar tu actualidad echemos una ojeada al pasado ¿siempre quisiste ser árbitro o soñaste con ser jugador?

Mi infancia se desarrolló en el Cerro cerca del Latinoamericano. Todos los muchachos del barrio íbamos a ver jugar a los Industriales. Jugábamos todo tipo de pelota en el barrio, cuatro esquinas, con dos bases, al duro, al flojo, al taco, etc. Había mucho ambiente de béisbol en el barrio, en el cual vivían dos peloteros de Series Nacionales: Julián Villar y Florentino González.

Cuando niño quise ser pelotero. En mi escuela primaria había un terreno y estuve allí un tiempo. Recuerdo que Euclides Rojas estaba en mi aula y jugábamos ahí. Los entrenadores en aquella época eran "el boricua Jiménez" y Lázaro Barroso pero me becaron en 7mo grado en Güira de Melena desde el año 1977 hasta 1979 y me alejé por completo de jugar béisbol. Solo tenía la oportunidad de verlo por televisión.

¿Entonces fue que decidiste arbitrar?

Mira Julita, antes de ser árbitro y gracias a la visión de mi papá, estudié una carrera universitaria en la CUJAE, Ingeniería en Sistemas Automatizados de Dirección, actualmente Ingeniería Informática, años 1982 - 1987. Al graduarme comencé a trabajar como informático en el Ministerio del Azúcar.

Pero no veo relación alguna con la pelota.

Es que no es hasta 1989 que llego a ser árbitro, por cierto, de forma casual. Sentado en mi casa leyendo la página deportiva del periódico Granma, veo una pequeña nota de la Dirección de Deportes de Ciudad de la Habana, donde informaba de la realización de un curso Provincial de Reglas y Arbitraje de Béisbol.

Me inscribí. Los profesores del curso eran Orlando Valdés y Lázaro Ramírez. Ambos eran árbitros de Series Nacionales en ese momento. En el curso conocí a Manuel “El Chino” Hernández, quien en ocasiones ayudaba a impartir algunas clases de contenido más complicado.

Ese curso era teórico, aprendías las reglas de béisbol. Las prácticas comenzaron en el Campeonato Juvenil de 1989. En el curso había alrededor de 40 alumnos y, que yo recuerde, solo tres personas continuaron la carrera de arbitraje. El resto abandonó esta profesión.

¿Y cómo llegas a Series Nacionales?

Llegar a Series Nacionales es un camino largo, difícil, de mucho sacrificio y dedicación para cualquier árbitro. También se necesita un poco de suerte. Durante cuatro años, desde el 1989 hasta el 1993, estuve trabajando todas las categorías que se juegan en una provincia. Desde la 10-12 años pasando por juveniles y llegar a la primera categoría.

Durante ese tiempo tuve que trabajar en todos los terrenos de béisbol de Ciudad Habana. El transporte y la alimentación iban por mi cuenta, la mayoría de las veces andaba en bicicleta; eso fue en el llamado Periodo Especial.

En 1992 crean la 1era Liga de Desarrollo, en la cual trabajé como árbitro en representación de Ciudad Habana, lo que me dio la oportunidad de intervenir como suplente en la Serie Nacional del 1992-1993; así pude arbitrar 10 juegos. Eso fue inolvidable para mí.

¿En cuántas Series Nacionales tomaste parte?

Trabajé en 20 Series Nacionales. Mi primer juego fue en 1991 como árbitro suplente y mi último juego en 2012. Fui jefe de grupo en las Series Nacionales desde el año 2001 hasta el año 2012.

Hay ampayas que buscan los problemas; en tu caso, los problemas te buscaban a ti. Recuerdo embarazosos sucesos que te involucraron en más de una ocasión. Muchos te identifican como el “hombre de las dificultades”.

No pienso de esa forma, pero respeto el criterio de cada cual. Simplemente opino que fui perjudicado por la forma en que se manejaron los incidentes por parte de la Dirección Nacional de Béisbol, donde fueron apañadores de las indisciplinas graves en contra del arbitraje.

Las agresiones físicas hacia los árbitros ocurrían cada vez con más frecuencia y los dirigentes no tomaban medidas ejemplarizantes. El reglamento disciplinario no se aplicaba de la misma forma a todos. Todo dependía de quién estaba involucrado y qué representaba ese atleta para el gobierno y sus dirigentes.

Esto fue deteriorando la autoridad del cuerpo arbitral a medida que pasaban los años y muchos atletas se veían protegidos por sus dirigentes. De la misma forma, hubo atletas que fueron severamente sancionados porque no eran de interés para el gobierno y sus dirigentes.

Durante mi carrera profesional como árbitro en más de 20 años tuve cuatro incidentes que fueron muy mediáticos y que, por esa razón, pudieron afectar de una forma u otra mi imagen pública.

El primer incidente fue con Mario Vega en el año 2006, cuando publicaron en el periódico Granma una nota totalmente errónea de los hechos ocurridos. En esa ocasión, publicaron dos incidentes diferentes y cito textualmente:

“El último 27 de diciembre (2005), durante la subserie Camagüey-Granma, en el estadio Cándido González, el lanzador Manuel Vega Tamayo (GRA) agredió al árbitro principal del choque, en indisciplina incompatible con la conducta que deben mantener nuestros deportistas.

“Por otra parte, el miércoles 4 del presente enero (2006), tras concluir el juego Habana-Ciego de Ávila, el árbitro José Pérez Julién respondió con agresión física a las reclamaciones del atleta Mario Jorge Vega Rodríguez -a quién había expulsado durante el partido- en violación flagrante de las reglas de conducta de nuestros árbitros, imponiéndosele por ello la sanción mencionada.”

El incidente de Manuel “la Pistola” Vega ocurrió con otro árbitro que no mencionan en la nota de prensa. Mi incidente fue con Mario Vega.

Esta nota publicada en el periódico Granma realizada por Sigfredo Barros, no refleja realmente lo ocurrido y, por ende, el público comienza a crear sus propias versiones y opiniones en contra de mi persona. La realidad de los hechos fue otra.

El atleta Mario Vega, después de ser expulsado del juego y una vez concluido el encuentro, se dirigió al cuarto de los árbitros y comenzó a ofenderme y agredirme verbalmente. La violación fue cometida por el atleta al invadir nuestra habitación, local al que no debería tener acceso miembro de ningún equipo.

Este incidente ocurrió en un local cerrado donde solo existían siete personas (cuatro árbitros, el chequeador de los mismos, el encargado de la atención de los árbitros y el atleta).

Sin embargo, la Dirección Nacional de Béisbol a cargo de Carlos Rodríguez Acosta y, sin tener en cuenta la realidad de los hechos, decidió una suspensión por dos años a ambos, al atleta y al árbitro. Además, se permitió esa publicación en el diario Granma que no refleja la realidad de los hechos ocurridos.

El segundo incidente fue con Michel Enríquez. El martes 12 de marzo de 2007, durante un juego entre La Habana e Isla de la Juventud en el Cristóbal Labra, el atleta protestó airadamente un conteo de bolas y strikes, por lo cual, me vi en la obligación de expulsarlo del partido.

Al día siguiente, el atleta no jugó por estar suspendido reglamentariamente por un juego. El jueves 14 de marzo, el atleta regresa al concluir su suspensión. El desafío se desarrolló normalmente sin ningún tipo de problemas. Al concluir el juego, los árbitros hicimos la evaluación de la subserie y regresamos al hotel.

Cuando estábamos en el hotel, el atleta se encontraba dentro de la instalación sin previo conocimiento de los árbitros porque en esa instalación solo estaban hospedados los árbitros y el equipo visitador Habana.

En el momento en que nos estábamos bajando del carro, veo al atleta que viene corriendo hacia mi persona con un bate en las manos y solo me dio tiempo a esquivarlo con mi antebrazo en su intento de golpearme la cabeza. Eso me provocó una fractura del cúbito.

Este incidente fue totalmente apañado por los dirigentes del país. Muestra de ello, fue que el atleta fue invitado de honor a los play-offs de ese año. De esta forma, se crearon muchas opiniones negativas en contra de mi persona por parte de la población.

El tercer incidente fue en un play-off celebrado entre Sancti Spíritus y Pinar del Río en el estadio José Antonio Huelga en el año 2008. En el juego, que se estaba transmitiendo por la televisión, tuve que expulsar a Pedro Luis Lazo en el 9no inning por actitud antideportiva, al salir del banco en forma descompuesta a protestar con un tabaco en la boca y bajo los efectos de bebidas alcohólicas.

Después de la expulsión ocurrió una protesta masiva del equipo Pinar del Río contra mi persona con la intención de agredirme. Este incidente terminó con la expulsión de otros seis integrantes de ese conjunto.

Este hecho grave de indisciplina fue minimizado y apañado por los dirigentes cuando permitieron que todos los implicados continuaran en el siguiente play-off entre Pinar del Río y Santiago de Cuba. Nunca aplicaron una medida ejemplarizante ante estos hechos graves de indisciplina.

Y el cuarto incidente fue en el año 2010 durante el quinto juego del play-off final entre los equipos Villa Clara e Industriales celebrado en el Latinoamericano. Fue una decisión sobre una jugada en 2da base cuando el corredor Alexander Malleta corría hacia 2da base y fue tocado por Aledmis Diaz.

Yo no vi cuando lo tocaron y al decidir “safe”, se produjo una gran protesta de todos los miembros del equipo Villa Clara. Este hecho causó la expulsión del jugador Ramón Lunar por gestos antideportivos. Estando en Villa Clara para continuar trabajando en el play-off, los dirigentes Higinio Vélez y Cristian Jiménez decidieron suspenderme y tuve que regresar a Ciudad Habana.

Recuerdo como si fuera hoy todos y cada uno de esos incidentes y lamento mucho no haber defendido como era debido a mi entrevistado de hoy llevándome quizás por el inmenso amor que sentía y siento por los jugadores implicados. Hay errores que no se olvidan, ciertamente.

Si tuvieras que mencionar árbitros de excelencia anteriores a ti, ¿de tu época o después?

Existieron muchos árbitros de excelencia antes, durante y después de mi época. En primer lugar, menciono a mi gran profesor, mi amigo y un padre para mí, Manuel “El Chino” Hernández, mi segundo profesor y otro padre para mí, Germán Águila y también Iván Davis, Alfredo Paz, Julio Ramón Veliz, Nelson Díaz, Luis César Valdés, Omar Lucero, Melchor Fonseca, Javier Rodríguez, Elber Ibarra, Juan José Cuevas, Omar Peralta y Jorge Nieblas.

José Pérez Julién es ¿quién lo duda? un gran árbitro que nunca fue de los preferidos por los dirigentes del deporte a pesar de lo cual tomó parte en varios eventos internacionales en Cuba y el extranjero, entre ellos la Copa Intercontinental Habana 95, Mundial Juvenil en Canadá 2002, Preolímpico Taipei de China 2008 y Panamericanos Guadalajara 2011.

Existe una pregunta que no puede dejar de hacérsele a un árbitro: ¿Qué se experimenta cuando te equivocas?

Hay muchos tipos de equivocación. Existen las equivocaciones leves y las graves. En ambos casos, el árbitro debe ser capaz de superar eso en el momento que ocurre para evitar incurrir en otro error por falta de concentración.

En mi caso personal, cuando la equivocación es grave, no podía dormir. La decisión errónea te viene una y otra vez a la mente y es muy difícil concebir un descanso ese día. Luego se supera, pero siempre queda ese mal recuerdo y establezco como meta, ser mejor en mi siguiente trabajo.

La cámara lenta como recurso de apelaciones ¿positiva o no para la labor arbitral?

Considero positiva la utilización del replay para los árbitros. De esta forma, se ayuda a una mejor resolución de cualquier decisión controversial. Las protestas masivas de los equipos contra los árbitros han desaparecido y eso es muy favorable para el espectáculo. Esto era algo que denigraba al béisbol cubano y que ya se estaba haciendo incontrolable y, en ocasiones, terminaban con agresiones físicas hacia los árbitros en el terreno de juego.

Además los árbitros tienen un nuevo recurso para su superación y podrán recibir una evaluación más objetiva de su trabajo. En muchas ocasiones, los equipos protestaban airadamente contra los árbitros sin ver la repetición de las jugadas. Luego, cuando veían la cámara lenta más tarde, se daban cuenta de que los árbitros habían decidido correctamente. Estos problemas se han evitado con el derecho que han adquirido los directores de solicitar la revisión de la decisión.

En la actualidad el béisbol cubano no es el mismo de cuando tú arbitraste. ¿Qué opinión te merece en la actualidad el arbitraje y el nivel de la pelota cubana? ¿Eres de los que considera que están a la par?

El arbitraje cubano sufre de los mismos problemas que sufre cualquier otra actividad en Cuba. Es imposible aspirar a un desarrollo del arbitraje cuando no existen las condiciones objetivas favorables en las provincias. Me refiero principalmente a la cuestión salarial.

No habrá árbitros, ni atletas, ni entrenadores, si no existe una economía que soporte el desarrollo de eso. El pago salarial de los árbitros a nivel provincial es importante para atraer jóvenes a esta difícil profesión y ese salario tiene que corresponderse con el costo de vida actual. Mientras eso no exista, nadie querrá ser árbitro. Este deterioro va aumentando a medida que pasan los años.

El arbitraje y el nivel de la pelota están a la par. No podrán desarrollarse los árbitros si no trabajan un béisbol de calidad. Por ejemplo: no es lo mismo ver lanzadores de 80 millas que de 95 todos los días. Lo mismo pasa con los atletas. Los resultados actuales en eventos internacionales han demostrado que la Serie Nacional tiene una calidad inferior a los equipos profesionales de otros países.

Antes de 1999, los peloteros cubanos se enfrentaban a peloteros aficionados. La emigración era menor y afectaba menos en los resultados internacionales porque el nivel de los contrarios era inferior.

A partir del 1999 y con la participación de los profesionales en los eventos internacionales, el nivel de calidad de esos eventos fue mejorando y poco a poco comenzó a verse el verdadero nivel del béisbol cubano. Al principio, podíamos competir con los profesionales. Pero eso ha ido cambiando poco a poco con el tiempo.

Los peloteros cubanos comenzaron a conocer más qué es el profesionalismo y sus beneficios. Esto abrió los ojos aún más de los atletas y ahora la emigración ocurre desde edades más tempranas. Es imposible aspirar a resultados internacionales con el sistema actual de desarrollo de la pelota cubana bajo las limitaciones de un presupuesto gubernamental y un control centralizado del deporte.

Mientras el gobierno de Cuba no sea capaz de garantizar un salario a sus atletas que sea competitivo con respecto a las ligas profesionales de otros países, sus atletas seguirán buscando la mejor opción para sus vidas y la emigración cada día será mayor.

¿Eres feliz?

Si, soy muy feliz desde el primer momento en que pisé suelo canadiense y de haber logrado todo lo que tengo en la vida. Me siento muy orgulloso de haber trabajado en la construcción y gracias a eso, ayudar a mi familia desde acá.

Pude rehacer mi carrera profesional como ingeniero informático en un país maravilloso como Canadá a la edad de 49 años sobre la base de esfuerzo, dedicación y sacrificio. Además, pude traer a mi esposa. No le debo nada a nadie y me siento un hombre libre, lleno de amor, salud y felicidad. Desde el año 2018 somos ciudadanos canadienses, logrando de esta forma, otra meta más.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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