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Dos ancianos cubanos víctimas de contaminación ambiental sin respuesta del gobierno desde 2018

Reinaldo Fabián Aguilera, residente en Matanzas, denunció desde 2018 que un vecino artesano tiene un taller en su propia casa, donde funde metales, y lo gases invaden constantemente la vivienda de él y su esposa, y les dificulta respirar e incluso dormir.

La contaminación por metales trae efectos nocivos para la salud (imagen de referencia) © Pixabay / Valeryna
La contaminación por metales trae efectos nocivos para la salud (imagen de referencia) Foto © Pixabay / Valeryna

Este artículo es de hace 1 año

Un anciano residente en la provincia de Matanzas denuncia desde hace más de tres años que es víctima de contaminación, pero hasta el momento sus quejas han sido en vano.

A través de la sección Acuse de recibo del periódico oficialista Juventud Rebelde, Reinaldo Fabián Aguilera ha denunciado unas cinco veces los “daños y molestias ocasionados a la salud y la paz de él y su esposa”, ambos en la tercera edad.

Según las declaraciones de Fabián Aguilera, un vecino artesano tiene un taller en su propia casa donde funde metales y lo gases invaden constantemente la vivienda de los ancianos, ubicada en la calle 175, No. 28405, entre 284 y 290, en el reparto Camilo Cienfuegos, donde se les dificulta respirar e incluso dormir.

Tanto él como su esposa son personas enfermas. Fabián Aguilera padece de hipertensión arterial y cardiopatía isquémica, y la señora es diabética, alérgica y con afecciones en la piel, y la exposición a este tipo de contaminantes no hace más que agravar sus problemas de salud.

Aunque habló personalmente con el vecino y este prometió mudar el taller, esto nunca ocurrió, por lo que decidió recurrir a las autoridades estatales.

En 2018, Fabián Aguilera denunció la situación ante la Unidad de Medio Ambiente del CITMA (Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba) y, aunque los funcionarios de esta institución dieron instrucciones al artesano, en su misiva al periódico aclara que todo siguió igual.

Ese mismo año se presentó con su queja a Higiene y Epidemiología del policlínico al que pertenece y corrió igual suerte.

A una de sus comunicaciones en Acuse de recibo respondió hace más de dos años la directora provincial de Salud, Magaly Chaviano Moreno, quien señaló “que una comisión del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM) y del CITMA confirmó la contaminación, y prohibió al vecino fundir metales hasta tener una chimenea más alta en un radio de 15 metros a la redonda”.

Una vez concluida la chimenea, se debía coordinar con el CPHEM para evaluar su efectividad y, en caso de ser aprobada, se regularía el trabajo, el cual no podría realizarse en las noches ni madrugadas.

Supuestamente esta decisión fue comunicada “al Delegado provincial del CITMA, Fiscal Jefe del municipio, jefe de la Policía y al director provincial de Trabajo, entre otros”, pero de nada sirvió.

Aunque la chimenea se hizo, esta no ha resuelto el problema e incumple con los dispuesto por el CITMA. “Nuestra vivienda de dos pisos es la más pegada. Con más altura que el llamado filtro e impelente, que expulsa los gases que chocan con nuestras ventanas y paredes y penetran en nuestras habitaciones. El 20 de enero de 2020 se instaló la chimenea, a menos de diez metros de nuestra casa, y no cumple lo dispuesto. Su altura no está a tres metros por encima de las ventanas más altas de nuestra casa”, refirió Fabián Aguilera.

“El problema persiste, todo sigue igual o peor, -recalca el anciano- ¿Hasta cuándo seguir padeciendo esta indisciplina social?... En este momento estoy padeciendo problemas respiratorios y alérgicos a productos químicos. Ni así se ha dado la solución a este problema”.

La indolencia y la falta de solución han primado en su caso. “Volví en muchas ocasiones a Salud Pública, CITMA, Gobierno y Partido. He llamado hasta a la policía, y no hay ninguna institución del Estado que ponga fin a este conflicto”, señaló.

El pasado año su hijo, residente en el exterior, contactó con el CITMA en La Habana para denunciar el caso. Funcionarios de esa institución y de Higiene y Epidemiología visitaron su vivienda y, aunque confirmaron que la contaminación continuaba, “días después le llevaron la respuesta, que declara sin razón la queja y sugiere que haga la denuncia pertinente en la Fiscalía provincial”.

Fabián Aguilera ha acudido también al Departamento de Atención a la Población del gobierno, ha solicitado entrevista con el gobernador de Matanzas, pero al parecer su caso no es de interés para nadie: “Me han pedido mis datos personales y número de teléfono. Jamás me han llamado. Y el problema sigue sin solución”.

Ni las cartas a la sección Acuse de Recibo ni las quejas por cuanto canal “oficial” existe han resuelto los reclamos de estos ancianos, quienes viven en medio de la contaminación por metales, mientras las instituciones estatales del territorio eluden todas sus denuncias.

Situación similar a la de ellos viven a diario otros cubanos. En febrero de 2021, residentes del municipio Mariel, en la provincia Artemisa, denunciaron la alta contaminación que emite la fábrica de cemento René Arcay y a la que están expuestos constantemente.

El pasado noviembre alrededor de 70 residentes del Consejo Popular Centro Sur, pertenecientes al Centro Urbano José Martí, en Santiago de Cuba, resultaron intoxicados por la contaminación del agua potable con residuos albañales.

A inicios de este año una cubana denunció a través de las redes sociales un desbordamiento de aguas negras en El Vedado, en La Habana; una localidad donde también otros vecinos han vivido durante años entre mosquitos y aguas negras sin ver la solución.

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Deneb González

Redactora de CiberCuba Entretenimiento


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