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Años entre mosquitos y aguas negras en el Vedado

En la zona afectada radica una ciudadela donde sus residentes no pueden usar la entrada principal desde hace años, y tienen que acceder por un costado de la edificación.

Aguas negras en el Vedado © Pedro Luis García para CiberCuba
Aguas negras en el Vedado Foto © Pedro Luis García para CiberCuba

Este artículo es de hace 2 años

Vecinos del Vedado, un barrio de La Habana que históricamente se caracterizó por la limpieza de sus calles y la belleza y confort de sus casas y edificios, viven desde hace años entre mosquitos y aguas negras.

Fotos tomadas para CiberCuba por el fotorreportero Pedro Luis García muestran el "río" de aguas albañales frente al edificio situado en la calle E No. 205, entre 11 y Línea, donde las personas mayores tienen que caminar por la calle, según denunció una vecina del inmueble colindante.

"Los mosquitos te levantan en peso en la esquina de la calle 11 y E", le comentó un anciano al reportero al ver que estaba tomando imágenes del lugar.

Foto: Pedro Luis García para CiberCuba

En su recorrido por el mismo barrio, García comprobó la existencia de otra "piscina" de aguas pestilentes en la calle F No. 254 entre 11 y 13.

Allí radica una ciudadela, donde sus residentes no pueden usar la entrada principal desde hace años, y tienen que acceder por un costado de la edificación, dijo una señora de avanzada edad.

Foto: Pedro Luis García para CiberCuba

Un vecino de esa calle dijo que han reportado el problema a las autoridades. "Vienen y al año vuelven las aguas negras", subrayó.

Una muchacha aseguró que los mosquitos son tantos que no los dejan dormir. La comunidad tiene miedo que ocurra un brote de dengue, sobre todo por los niños pequeños que viven en el edificio.

Foto: Pedro Luis García para CiberCuba

"Las autoridades sanitarias del municipio son las responsables por velar por el cumplimiento de las medidas sanitarias, pero ciegos y sordos", criticó un anciano.

Otra señora mayor relató que no puede caminar por la acera cuando va al agromercado y tiene que andar por la calle.

En cualquier lugar de La Habana ocurren estas irregularidades.

En febrero de este año el periodista deportivo Michel Contreras denunció la presencia de un salidero de aguas albañales en el reparto Mulgoba, en el municipio Boyeros, a unos tres kilómetros de la terminal de vuelos nacionales del Aeropuerto José Martí.

"¡Guadalquivir ni Guadalquivir! Para río poético esta fosilla aromática que corre, plácida e impune, por las afueras de mi casa. Deberían cobrarnos impuestos por poder disfrutarla así de bella", escribió con ironía Contreras, reportero de CiberCuba, en su muro de Facebook, junto a una foto que mostraba toda la orilla de la calle 4ta del reparto inundada.

En julio de 2020 una residente en el municipio Marianao denunció en sus redes sociales la situación de la calle 45 entre 86 y 88, recorrida por un río de agua pestilente que la volvió intransitable para los vecinos.

Según Irene Moreno, la calle 88, desde 51 hasta 41, permanecía inundada de aguas sucias al punto de que el tramo comprendido entre las calles 49 y 47 fue bautizado como "la piscina de Santa Felicia".

"Durante años se han sucedido mandatos de diferentes delegados, a todos se les planteaba el problema y cuando más caso nos hacían, nos quitaban el suministro de agua por varios días, para que la calle se secara", lamentó la afectada en su muro de Facebook.

"No era desconocimiento por parte de la entidad encargada de tramitar la reparación, curiosamente en la esquina de 49 y 88 radica el taller de equipos ligeros de Aguas de La Habana y en la esquina de 43 y 88 está el taller de equipos pesados de dicha entidad. O sea, que cuanto directivo de Aguas de La Habana pasaba por cualquiera de los dos talleres, veía el desastre y siempre hubo indolencia al respecto", criticó.

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