APP GRATIS

Biden reabre Carril dos y tardocastrismo se agazapa

La principal diferencia con fracasos norteamericanos anteriores es que Biden pilla a Cuba en bancarrota.

Presidentes de Estados Unidos y Cuba © Reuters / Granma
Presidentes de Estados Unidos y Cuba Foto © Reuters / Granma

Este artículo es de hace 1 año

Joe Biden reabrió el Carril dos, que tanto desvela a Raúl Castro, y el tardocastrismo respondió con cautela, sin atreverse a exigir estar en la Cumbre de las Américas ni mencionar a Gaesa y su marginación de las jugosas remesas de la solidaria emigración cubana, que anoche durmió angustiada; aunque agradecida por la reanudación del Programa de Reunificación Familiar.

El anuncio de la administración Biden, que responde a equilibrios políticos dentro del Partido Demócrata y a la errónea creencia de sectores liberales norteamericanos -instigados por Agentes de influencia de La Habana- de que los cocodrilos pueden volverse mansos y vegetarianos; conlleva el peligro de desanimar y confundir a millones de cubanos y a la valiente y cercada oposición interna y el exilio, como advirtió inmediatamente el senador Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos.

La tesis de los cabilderos de Washington, masajeadores de la dictadura más antigua de Occidente es que una política de flexibilidad y apaciguamiento rendiría mejores resultados, pero la realidad histórica es más tozuda que el entusiasmo irresponsable y anticubano de todas esas pandillas con intereses entrecruzados, pero coincidentes.

La apuesta Biden desconoce que intentos parecidos de sus antecesores Obama, Clinton y Carter, fueron respondidos por el castrismo con ataques sónicos, el asesinato de cuatro jóvenes pilotos de Hermanos al Rescate y la avalancha migratoria de Mariel -muy parecida a la actual- cuando Fidel Castro ordenó "llenar de mierda el corazón al manisero".

La principal diferencia con fracasos norteamericanos anteriores es que Biden pilla a Cuba en bancarrota económica y carente de fuentes de financiación, las ambiciones desmedidas de López-Calleja por hacerse con todo el poder antes que muera su ex suegro Raúl Castro y el creciente desprestigio de Díaz-Canel, sus ministros y el partido comunista, reducidos a mayorales de López-Calleja, antipático y narcisista que genera rechazo hasta en su círculo más cercanos.

El 11J cambió las reglas de juego para siempre porque estrenó al ejército en la represión violenta a los cubanos que marcharon pidiendo libertad y los abuelos revolucionarios vieron a hijos y nietos magullados, encarcelados y condenados a excesivos años de prisión; sumiendo al tardocastrismo en una crisis terminal que puede desembocar en un golpe de estado, una guerra entre clanes de poder y el desmoronamiento de un estado fallido hasta en cuestiones tan sencillas como alimentar y curar.

Los intereses del gobierno de Estados Unidos no tienen porque coincidir con los de Cuba y los cubanos y Biden tiene ganado el derecho democrático de equivocarse o acertar, como ha hecho con la reactivación del Programa de Reunificación Familiar, la reanudación de vuelos regulares a provincias, y aumentando los servicios consulares en la Embajada de La Habana, favorecer el acceso de los empresarios independientes a las microfinanzas y la capacitación y autorizar las remesas de donativos no familiares empresarios cubanos independientes.

Que Gaesa no pueda jinetear directamente las jugosas remesas financieras es más simbólico que real porque el tardocastrismo tiene la capacidad de montar un chiringuito escenográfico, con atildados financieros y marca angelical y, por las noches, los guardias pasar el cepillo.

Suprimir el límite de mil dólares trimestrales solo hará felices a los gusañeros que invierten en fincas, casas y novias y novios caros, que luego son decomisadas por el terror comunista, pero no llenará las arcas de la dictadura, debido a los estragos del coronavirus y la guerra de Ucrania en la economía y el empleo en Estados Unidos, y a la rabia contenida de los emigrados.

Biden sabe que centavo de dólar que entra a Cuba, incluso con mulas, acaba en las fauces del gran tiburón verde oliva, que es dueño de la finca entera, fija los precios, impuestos y tiene dilatada experiencia en administrar hambre y necesidades; haciendo más con menos y desplegando la resistencia creativa.

Los intercambios culturales, educativos y de investigadores. no sirven para casi nada, excepto para que La Habana incluya a dos o tres oficiales de la Inteligencia en cada grupo, contento de viajar a la yuma, donde forrajean dólares y derraman todo el arsenal de baba sin quimbombó, teniendo el detalle de hacer pequeñas pausas para, en inglés de Boston y con un dedo parado, decir: ¡Waiter, another Budweisser, very cold, please!

Respaldar una ampliación del acceso a Internet, salvo que Biden pudiera introducir computadoras, teléfonos y tablet solares o a pedales, surtirá poco efecto porque la dictadura capa las conexiones, mantiene la velocidad de la red en slowly ball, reparte apagones sin miseria y cuenta con los dentistas que cuidaron la dentadura de Alan Gross en prisión, donde fue a parar por querer montar una red paralela a la oficial.

La Habana aguardará a la implementación de las medidas para su completa evaluación; solo entonces sabremos si los aguerridos continuistas cogen el camino correcto y aprovechan la opción Biden, que ha sido cuidadoso en la primera apuesta, para democratizar o enfilan la vereda habitual de melancólicos esfuerzos baldíos antiimperialistas; delante de las narices de la estación CIA en La Habana que -al menos esta vez- debería dimensionarse adecuadamente con oficiales experimentados y no becarios, por la cuenta que le trae a los americanos no evaluar adecuadamente un lío a 180 kilómetros de su costa este; sabiendo que el Palacio de la Revolución es fuente de inestabilidad regional y dramas diversos.

¿Qué opinas?

VER COMENTARIOS (7)

Archivado en:

Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689


Siguiente artículo:

No hay más noticias que mostrar, visitar Portada