Marie Ayala, residente en el condado de Orange, en Florida, fue acusada de homicidio involuntario luego de que su hijo, de apenas dos años, accidentalmente disparara contra su padre Reggie Mabry.
Las autoridades locales dijeron a Local 10 News que el arma cargada estaba en una bolsa en el suelo y que el menor la encontró y presionó el gatillo hiriendo mortalmente a Mabry que se encontraba de espaldas jugando videojuegos.
En un inicio los agentes del sheriff del condado de Orange creyeron que se trataba de un suicidio pues al llegar al domicilio de la familia, ubicado en Tobie Court, la acusada se encontraba en el suelo intentando revivir a su esposo.
Fue otro de los niños de la pareja, de cinco años, el que dijo a los investigadores que su hermanito fue el que disparó por accidente. Además en la casa vive otro menor de solo seis meses, de acuerdo con los datos revelados por Univisión.
Tras el balazo, Mabry fue trasladado a un hospital local, pero murió una vez allí, a pesar del esfuerzo de los médicos. Ayala enfrenta los severos cargos de homicidio involuntario por negligencia culposa, posesión de un arma de fuego por un delincuente convicto, posesión de municiones por un delincuente convicto y violación de la libertad condicional.
Tanto ella como el fallecido son delincuentes convictos. Según el informe de la detención, la mujer dijo a los ayudantes del sheriff que ella y su marido estaban en libertad condicional por negligencia infantil y cargos de posesión de narcóticos.
El uso indiscriminado de armas de fuego en Estados Unidos ha provocado en los últimos tiempos incidentes lamentables que incluyen la participación y muerte de menores de edad. Uno de los más terribles tuvo lugar el 24 de mayo último cuando un joven de 18 años irrumpió en una escuela primaria de Uvalde, Texas, y asesinó a 19 niños y dos maestras.
El agresor, identificado como Salvador Ramos, era residente de la comunidad y murió en la escena por disparos de la policía. “Entró a la escuela con una pistola, y posiblemente un rifle, y abrió fuego”, relató el gobernador de Texas, Greg Abbott.
Pocos días después otro tiroteo masivo provocó cuatro muertos y múltiples heridos en el Hospital St. Francis de Oklahoma.
De acuerdo con la policía de Tulsa, un hombre armado con un rifle, cuya identidad aún se desconoce, irrumpió en el centro médico y comenzó a disparar. Las autoridades confirmaron, poco después de recibir la llamada de aviso, que un oficial le había disparado al individuo, causando también su muerte.
Otro tiroteo, esta vez en Filadelfia, cerca del bloque 200 de South Street, dejó como saldo tres fallecidos y 11 heridos. El inspector de policía D.F. Pace informó que 14 personas recibieron disparos y tuvieron que ser trasladadas a hospitales.
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