Autoridades de la provincia de Sancti Spíritus defiende el uso de yuca, calabaza, boniato, arroz y ñame como extensores para producir galletas y dulces, una alternativa alimentaria que revive en la isla las prácticas de los años más cruentos del período especial en los 90, del pasado siglo, ante la escasez de harina de trigo.
El director de la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria en Sancti Spíritus, Víctor Díaz Acosta, aseguró al medio oficialista Escambray que esos extensores han sido “una especie de salvación” en los últimos tiempos para ampliar las ofertas de alimentos y revitalizar las producción de galletas y repostería en ese territorio, que estuvieron paralizadas por falta de harina de trigo.
Díaz Acosta, justificó, el empleo de los extensores con el uso que también se les dan en otras partes del mundo, aunque no hizo ninguna referencia específica a ningún país ni a las variadas y constantes producciones de alimentos que hay en otras naciones, incluso, bastante cercanas a la isla.
Solo se remitió a argumentar que es una práctica que no solo está asociada a problemas económicos y que se usa en el mundo
También reconoció que el uso de extensores en la panadería cubana no es una práctica habitual, aunque, puntualizó, que ahora llegaron para quedarse por sus aportes nutricionales, el mejoramiento de las texturas de las masas, además de que sustituyen importaciones con materias primas que se obtienen en el propio territorio.
Según María del Carmen Martell Alonso, la administradora del Combinado Industrial Zaza, la harina de yuca ha sido un elemento salvador en la fábrica, pues allí la producen con el equipamiento de la línea de fideos y la utilizan, además, en la fabricación de 1.3 toneladas diarias de galletas saladas.
Asimismo, la empresa alimentaria espirituana experimenta con otras materias primas para paliar la falta de leche en polvo y bicarbonato de sodio en la producción de galletas dulces, en la que ahora están empleando miel de abeja y huevo.
Richard González, especialista en la Empresa Alimentaria, aseguró al citado medio que con esos dos recursos lograron reiniciar la planta de galletas dulces, en las que elaborado más de 12 toneladas de ese alimento para la venta en centros recreativos y parques de diversiones.
No obstante, el reporte no hace referencia comparativa alguna de costes de estos extensores ni de la calidad de las producciones que de ellos se derivan, ni de sus precios de comercialización, ni de las opiniones de las personas que han adquirido estos productos con harinas de yuca o de calabaza o de boniato.
En el perfil de Facebook de este medio oficialista local, un usuario comentó que “hay que comerlos porque no queda más”.
Otro apuntó que con tantos inventos “cualquier momento nos perforan el estómago”.
“Hay por Dios, hipertensión, diabetes, gastritis, ulceras, reflujos. Nos van a matar”; “Por eso es mi acidez todos los días, por el pan que debe estar ligado con harina de yuca, señores eso es para los animales, nos van a matar”, argumentaron los internautas, que también arremetieron contra el medio por promocionar una noticia que “da vergüenza”.
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