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Díaz-Canel vagando por el mundo sin aliento

Los textos oficiales y la bobería solemne de la propaganda tardocastrista venderán humo a granel, pero la verdad es que ninguno de los anfitriones puede fiarse de tan incómodos huéspedes.

Raúl Castro despidiendo a Díaz-Canel en La Habana © Estudios Revolución
Raúl Castro despidiendo a Díaz-Canel en La Habana Foto © Estudios Revolución

Este artículo es de hace 1 año

El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez vaga sin aliento por Argelia, Turquía, Rusia y China con avión venezolano prestado; porque Cubana ya no es aviación, sino despojo, en esa pasión castrista de geografías remotas, para simular que equilibra el cachumbambé con Estados Unidos, del que depende hasta para comer pollo.

El mandatario gira sabiendo que el compañero Biden, respaldado por su dulce derrota en el mid term, ha abierto la llave de paso del dinero, tragándose a Orbit, S. A. como manejadora de las solidarias remesas de la emigración cubana, aludiendo a su supuesto carácter civil, en un país donde hasta las palomas mensajeras están militarizadas.

El twitter de la Presidencia de la República de Cuba soltó que el viaje tiene motivación energética, es decir, que tratará con sus anfitriones, posibles soluciones a los apagones que martirizan diariamente a la mayoría de los empobrecidos cubanos; el único escollo que tiene el objetivo tardocastrista es que esas soluciones cuestan dinero y la Magdalena no está para tafetanes desde 2019; por la mala política comunista y la avaricia del fallecido Luis A. Rodríguez López-Calleja.

Obviamente, Tía Tata reiterará la "gran influencia internacional de la revolución", haciendo un guiño a países con diferentes grados de relación con Estados Unidos y problemas internos de diferente calibre; el experimentado y sensato Ricardo Cabrisas Ruiz brilla por su ausencia en el avión venezolano, pese a que se trata de una delegación con claro peso económico.

Acompañan al presidente, su dulce esposa Lis Cuesta Peraza, que se librará de la fatiga de Cocina al minuto, paseando por las deslumbrantes boutiques de Ankara; Bruno Rodríguez Parrilla, canciller jinetero, que vive y mantiene su negocio, gracias a las abusivas tasas consulares que pagan disciplinadamente muchos emigrados; Alejandro Gil Fernández, que siempre hace honor a su primer apellido; Rodrigo Malmierca Díaz, hombre grande que no hace negocios; José A. Portal Miranda, responsable de la cuenta de resultados más rentable del tardocastrismo, como vendedor de servicios médicos y mano de obra cualificada y semiesclava; y el debutante Vicente de La O Levy, firme candidato a la ECOTRA, una vez que tampoco consiga alumbrar a Cuba.

Argelia. Viejo aliado del castrismo, corrupto y autoritario como su socio caribeño, sufre un desplazamiento geopolítico debido al papel concedido por Estados Unidos a Marruecos en el norte de África y Medio Oriente y su incómoda postura solitaria, como valedero del Frente Polisario. Rabat conoce la debilidad de su vecino, pero pragmáticamente ha buscado una cumbre bilateral para recomponer el juego regional, estrategia que incluye a Francia, antigua metrópolis colonial de ambos países.

La Habana debe mimar a sus clientes del más antiguo contrato de venta de servicios médicos e intentar sacar algo de petróleo caro para sus desvencijadas termoeléctricas; y los argelinos, conmovidos allá en los senos de Ben Barka-Boumedian-Boutlefika, accederán a facilidades de pago y conmovidos por la orfandad de sus huéspedes, quizá den un salve por fin de año a La Habana, donando toneles de "Pancho, el bravo" (vino barato y jaquecoso, que alegró a los curdas de Cuba en la época de la fallida Zafra de los diez millones). Portal Miranda tendrá que emplearse a fondo para mejorar el contrato, atendiendo a las sugerencias de Marcia Cobas, fina recaudadora sanitaria.

Turquía. El presidente anfitrión Recep Tayyip Erdoğan tratará a sus huéspedes cubanos con guante de seda porque el alquiler de centrales eléctricas flotantes está siendo un negociazo para sus empresas y para los jamoneros tardocastristas, fans de jugosas comisiones, que siempre paga el noble y apaleado pueblo cubano, como cualquier sobreprecio que se imponga a las operaciones comerciales; en cualquier parte del mundo.

La visita del presidente de Cuba no hará ni un tin de gracia a Siria, otro aliado tradicional en la región, tenso con Ankara, aliado clave de Estados Unidos -desde antes de la Crisis de Octubre- y al que Washington siempre ha mimado por su posición geográfica estratégica de puente entre Oriente y Occidente, y su cercanía al convulso Medio Oriente, donde ha combatido al islamismo radical, como ocurrió en la reciente guerra en Siria. Tocará el embajador en Damasco tranquilizar a Bashar Al-Ásad; como hace su homóloga en Ucrania, conflicto donde el gobierno turco media y saca tajada.

La retirada de las tropas norteamericanas del noreste de Siria, ordenada por Donald Trump, en el otoño de 2019, facilitó a Erdoğan, entrar en el territorio para intentar aniquilar a su archienemigas Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), mimadas hasta entonces por la Casa Blanca, atendiendo a su liderazgo en la alianza estadounidense-árabe contra el Estado Islámico.

Aunque parezca asunto doméstico, la clave cubana está en que YPG mantiene una alianza estratégica con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que ha liderado una sangrienta guerra de guerrillas en Turquía desde 1984 y que se autoproclama "camarada del Che (Guevara)". Kasım Engin, dirigente del PKK, incluyó en esa camaradería al líder kurdo Abdullah Öcalan, condenado a cadena perpetua.

Rusia. Allí entrará en juego el debutante ministro de Energía y Minas que deberá rescatar el crédito para termoeléctricas, desperdiciado por el irresponsable Díaz-Canel, subordinado a la avaricia del zar López-Calleja, que bloqueó los fondos del 20% del importe, exigencia de Moscú; y sacar algo de petróleo, pues Nicolás Maduro, presta el avión, pero solo tiene ojitos para Joe Biden y Emmanuel Macron, que lo han vuelto casi un demócrata a golpe de más enriquecimiento, el perdón de unos sobrinos descarriados y la estupidez de la oposición venezolana.

El tovarich Vladimir Putin no está para muchas fiestas por la crisis abierta con su invasión a Ucrania, como respuesta a la expansión de la OTAN hacia el este; pero a la hora de los rublos, recordará que están al límite de la paciencia con la reietrada posposición de los pagos cubanos de la deuda. Hace años, que Moscú no cree en lágrimas de cocodrilo y el kagebiano sabe que Cuba le salió a la Unión Soviética más cara que un hijo bobo estudiando en el norte; asi que de amor proletario no hablemos, no viene al caso.

China. Principal proveedor de chatarra tecnológica y pacotilla de Cuba y buena parte de Occidente, incluido Estados Unidos, mirará con ojos de nuevo rico a los piratas del Caribe, pero el compañero Xi Jinping no está para muchos riesgos financieros porque el anunciado estallido de la burbuja inmobiliaria, la feroz sequía, la pandemia de coronavirus que causa muertes y aislamiento y, sobre todo, las contradicciones de un modelo comunista y capitalista feroces y los grandes desequilibrios en el desarrollo interno, han debilitado al tigre maoísta; aunque muchos crean que es Sandokan.

Los textos oficiales y la bobería solemne de la propaganda tardocastrista venderán humo a granel, pero la verdad es que ninguno de los anfitriones se fía de tan incómodos huéspedes, cuya virtud principal es el tumbe; ellos ponen la dignidad y el extranjero, el dinero; cuanto más mejor.

Raúl Castro aprovechó el viaje de su discípulo preferido para dejar claro que -tras dos años con un pie en el estribo- volvió a la montura; acudiendo a despedirlo a Boyeros, acompañado por miembros de la casta verde oliva y enguayaberada; dejando claro quien manda en Cuba; no era su plan inicial de Rey regente, pero Díaz, que diría Ramirito Valdés, no acaba de tranquilizar a la vieja guardia con su resistencia creativa.

Granma, cuya directora es mediocre, ha asumido parte de la grafía extranjera como propia, citando a la segunda escala del presidente como la República de Türkiye; hay burócratas infantigables en su decadencia. Pocos cubanos egresados de las universidades municipales y otros remediales comunistas sabrán a qué país alude, para oficialismo bastaba con República de Turquía; pero si se trata de pasión extranjerizante, podían haber puesto Türkiye Cumhuriyeti, que es nombre oficial en lengua natal.

Una pena que la gira no haya incluido a Corea del Norte, ese ejemplar manicomio hambriento y cohetero, subvencionado parcialmente por su vecino del sur, con caravanas diarias de arroz y cereales; pues dejaría escenas inmortales con Díaz-Canel y esposa jugando a los yaquis con los pioneritos Juches, cantando Cuba que linda es Cuba, quien la defiende la quiere más.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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