Una inusual conga dio la bienvenida a un grupo de turistas en Cayo Largo del Sur, cuyas operaciones son administradas exclusivamente por la hotelera canadiense Blue Diamond Resorts.
Cayo Largo del Sur es una pequeña isla turística frente a la costa sur de Cuba, aledaña a Isla de la Juventud y conocida por sus largas playas de arena.
Al parecer, la empresa canadiense beneficiada con la concesión del cayo ha recurrido a algunas tradiciones cubanas para atraer a los turistas y fidelizarlos con ese destino de sol y playa.
La conga en el aeropuerto de Cayo Largo del Sur incluyó a bailarines cubanos vestidos con trajes típicos e invitó a los turistas a bailar los ritmos de la isla. Algunos visitantes se mostraron desconcertados con la iniciativa, según un video posteado en Twitter por el internauta identificado como Falcon EYES.
Otro post de Facebook de un trabajador del hotel Starfish Cayo Largo indica que esa iniciativa también se ha extendido a la instalación. Allí varios bailarines reciben a los turistas canadienses con música cubana.
Cuando el primer vuelo de aerolínea italiana Neos aterrizó en el aeropuerto internacional Vilo Acuña de Cayo Largo del Sur el pasado noviembre, también fue recibido por un cuerpo de baile que se movió al compás de las canciones de Celina González.
A mediados de año el gobierno cubano concluyó la reparación del Aeropuerto Internacional Vilo Acuña, una de las terminales aéreas autorizadas por Estados Unidos a recibir vuelos comerciales.
La inversión incluyó la pavimentación de la pista y labores de reparación capital y mantenimiento en la terminal aérea, con capacidad para 400 pasajeros, una nueva torre de control y el sistema de aprovisionamiento de combustible a los aviones, entre otras obras que fueron inauguradas por el general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín, primer viceministro de las FAR y miembro del Buró Político del gobernante partido comunista.
Este martes el régimen dijo que tenía previsto recibir 3.5 millones de turistas para 2023, a pesar de que este año debió bajar su previsión de 2.5 millones a 1.7 millones de visitantes para el cierre de 2022.
Las autoridades de la isla confían en el turismo para hacer crecer la maltrecha economía cubana, que este año creció apenas el 2.0 %.
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