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Exboxeador Carlos García: "Como nunca me callaba no caía bien"

"Fue una lástima que tuviera que retirarme a los 23 años. No estaba acabado ni mucho menos pero sí maltratado"

Exboxeador cubano Carlos García © Cortesía del entrevistado
Exboxeador cubano Carlos García Foto © Cortesía del entrevistado

Este artículo es de hace 1 año

Cuando se hable de púgiles con demoledora pegada, no sólo en Cuba sino en el mundo, el nombre del camagüeyano Carlos García siempre estará presente.

Hombre de muy buenos movimientos, causaba pavor al rival; sin embargo, su carrera no fue extensa.

Hoy CiberCuba nos trae a un cubano que, como tantos otros, ha sido olvidado por el movimiento deportivo cubano.

¿Dónde está? ¿Qué hace en estos momentos Carlos García?

¡Qué bueno… alguien me recuerda! Pues te cuento; estoy en Tailandia trabajando con la selección nacional, por un contrato independiente porque por Cubadeportes ni el sol.

El comisionado provincial de Camagüey me informó que yo tenía que inscribirme en una bolsa en la que se hallan todos, los que nunca tiraron un golpe en un ring por Cuba, los que no tienen ninguna lesión, como yo en un ojo y también ¿por qué no decirlo? aquellos que desertarían en la primera oportunidad, como por ejemplo dos excomisionados agramontinos. Así que decidí hacerlo por mi cuenta y aquí estoy.

Los que peinamos canas recordamos aquellos nocauts que eran tan afines con Carlos García. ¿Cómo sube al cuadrilátero el hombre de la mandarria en el puño?

Yo nací en Lugareño, Camagüey. En mi pueblo eran usuales los carteles de mayores y los niños éramos parte del gran público que en ellos se reunía. A mí me encantaba, era una fiesta. Así fui invitado y participé en un pleito con jueces y todo. Para qué decirte que el resultado fue RSC.

¿Tú tenías antecedentes en la familia?

Sí, mis hermanos Jorge y Orlando practicaban boxeo. Comencé a entrenar con ellos pero ¿quién te dice? que me fui para el béisbol. Duré poco porque jugaba la inicial, la misma base que el hijo de un dirigente y me botaron jajaja. No quería estar en otra posición así que me fui. Regresé al boxeo en 1972.

¿Quién fue tu primer entrenador?

Fue Ángel Marcheco, un activista de Lugareño. Poseía una metodología del entrenamiento muy buena, acorde con lo estipulado en la comisión nacional. En ese momento existía un modo de entrenamiento uniforme, Cuba entera hablaba el mismo idioma entre las cuerdas.

Hoy llega un alumno a la EIDE y hay que empezar a corregir defectos técnicos, inadmisibles para esas edades. Cuando yo llegué, inmediatamente fui subcampeón nacional, tenía muy pocos errores. A mí un sencillo activista, que no cobraba por lo que hacía, me llevó al estrellato. Ahora nada de eso pasa.

Hoy llega un alumno a la EIDE y hay que empezar a corregir defectos técnicos, inadmisibles para esas edades

El movimiento de activistas era la fuerza impulsora del deporte cubano a lo largo y ancho de la Isla. Miles de activistas, después de su jornada laboral, se centraban en descubrir y desarrollar talentos, de forma desinteresada. Del movimiento de activistas surgieron muchos campeones olímpicos y mundiales.

¿Tuviste actuación en edades juveniles?

Internacionalmente sólo intervine en el torneo Shwering de Alemania, donde me impuse en todos mis combates por ko en los 60 kilos. En los Juegos Juveniles de la Amistad, que era por aquellos tiempos, un gran certamen perdí en la pesa por menos de 50 gramos ¡qué decepción!

Tras eso, me llevaron al Campeonato Centroamericano de Boxeo en República Dominicana en la categoría de los 63,5 kilos y lo gané fácilmente. Hacía nada más que un mes que me encontraba en la finca (nombre por el que es conocido el centro nacional de entrenamiento de boxeo en La Habana, ubicado en el Wajay).

Llevabas muy poco tiempo en la finca cuando te impusiste en el Mundial.

En efecto, apenas ocho meses llevaba yo en el Wajay cuando me coroné campeón mundial en Münich 82, entonces República Federal de Alemania en los 63 y medio kilogramos. Yo tenía 19 años. Fue una gran alegría, aunque cuando no caes bien…

¿Qué quieres decir?

Mira, yo siempre he dicho que ese triunfo fue de Pedro Roque, entrenador de la escuadra juvenil que fue el que me perfiló ¿entiendes? Ese agradecimiento no gustaba, además de que yo nunca me callaba cuando no entendía.

En la finca ¿Alcides era tu entrenador directo u otro del colectivo?

Cuando empecé lo hice con Marcelino Buides, pero cuando regresamos del Centroamericano de Dominicana, Alcides le dijo que me iba a empezar a entrenar él personalmente. Así pasó hasta que me abandonó en mi última pelea cuando me subió Mariano Leyva. Yo subí al ring con la mano izquierda cortada y el profesor no quería perder.

¿Por qué con apenas 23 años te retiras? ¿Qué pasó, culpas a alguien o a ti mismo?

Puede ser que esté equivocado pero yo culpo a Sagarra quien no respetaba ni oía otro criterio que no fuese el suyo. No se le podía contradecir. Así perdió al campeón olímpico de Moscú 80 Bautista Hernández, quien fue obligado a pelear con Lázaro Héctor en un Cartel de Campeones, que le costó tener que abandonar el boxeo; y eso lo hizo en contra de la opinión del profesor Rodrigo Álvarez Cambras. De esa forma, Bautista no pudo asistir al Mundial de Münich 82.

El año 1984 resultó fatídico para mí. Me operaron de hernia inguinal a finales del 83. Mi esposa, que estudiaba la especialidad de Gimnasia Rítmica en el Fajardo, y yo, planeamos tener un hijo y a ella nada bien le fue porque las condiciones de la beca no estaban acordes con su embarazo. Todo eso influía negativamente en mí, me preocupaba.

Tras salir yo del salón y reponerme, fui a entrenar a Villa Clara por 26 días, año 1983, con la mirada puesta en un Centroamericano que comenzaba el 9 de diciembre. Al regresar me recibe la noticia de la muerte de mi hermana. Perdí mis 26 días de entrenamiento pues no pude competir.

Algo humano, entendible ¿qué pasó entonces?

Nada. En enero, bajo estrés, sin apenas prepararme, combatí en el Playa Girón, que todo el mundo sabe era en ese entonces el torneo nacional más fuerte del planeta. ¿Resultado? Perdí con Ángel Espinosa.

Después vino el Internacional Cardín y, tras ganar mi primera pelea, le dije a Alcides que no me subiera de nuevo, que no me sentía bien (eso se lo había informado antes de comenzar la competencia, pero por gusto). Él respondió que ¿qué le iban a decir al público? A lo que yo respondí: "lo mismo que cuando Stevenson no quiere; diga que estoy indispuesto".

Incluso acudió al psicólogo del equipo, Omar Lorenzo, para que me convenciera y yo mismo le dije: “no digas nada que si no haces lo que él dice te tienes que ir de aquí”. Me puso la mano en el hombro y se fue.

Al final competí y perdí por nocaut con Joel Pera, algo que fue muy comentado, pero de lo que nunca se habló fue qué pasó realmente. Después, en la revancha, cuando salí airoso, nadie dijo nada.

Eras muy jovencito, tenías toda una carrera por delante.

Por supuesto, eso creía yo. Regresé al entrenamiento con fuerza pues nos preparábamos para los Juegos de la Amistad; estábamos en la Isla de la Juventud. Ahí me llegó la noticia del nacimiento de mi primer hijo y, por supuesto, le pedí permiso a Sagarra para ir a verlo y, de mala gana, accedió. Claro, me eliminó del torneo y bajó de peso a Candelario Duvergel para que ocupara mi puesto, algo que a la postre lo perjudicó. Candelario era el mejor del mundo en los 67 ¿por qué forzarlo a bajar tanto de peso?

¿Significa esto que Alcides no te quería; era él o el colectivo?

Él sí me quería, yo era ganador, contaba con una tremenda pegada pero el DT era caprichoso y había que hacer lo que dijera. Un día me dijo: “no sabes lo importante que es ser mi alumno”. Y yo le dije que sí, que lo sabía, porque cuando estaba en la esquina, nadie vota en contra jajajaja.

No voy a hacer extensos mis relatos pero sí hubo varios sucesos más que no me hacen recordarlo con amor, precisamente, como cuando a pesar de la opinión en contra del médico, doctor Oscar Ramírez, me obligó a combatir con Eduardo Correa con cuatro dedos cortados. O sea, mi vida no fue fácil y como nunca me callaba, no caía bien.

Para mí Sagarra fue el Pinochet del boxeo aunque no es menos cierto que su “dictadura” dio muy buenos resultados. Quizás varios perdieron su carrera deportiva como yo, pero otros llegaron y pusieron en alto el nombre de Cuba.

Después de mi retiro nunca volví a la finca ni a ver a nadie, menos a Alcides, aunque una vez en Camagüey él no tenía cómo llegar al aeropuerto y yo lo llevé. Nada, cosas de la vida.

¿Cómo era el Carlos García atleta?

Pues chica, muy tranquilo. Ni era de fiestas ni tomador; lo mío era mi familia, mi primera señora que fue el amor de la adolescencia, mi hijo. Sigo igual, ahora nuevamente casado y con otro hijo. Era disciplinado, organizado. Fue una lástima que tuviera que retirarme a los 23 años. No estaba acabado ni mucho menos pero sí maltratado.

Y ahora sigo siendo igual. Fíjate que mis planes, tras esta permanencia en Tailandia, es regresar junto a mi familia en Camagüey y quizás poder tener un gimnasio propio, enseñar lo que sé y poder darle púgiles al equipo nacional.

Mis planes, tras esta permanencia en Tailandia, es regresar junto a mi familia en Camagüey y quizás poder tener un gimnasio propio, enseñar lo que sé y poder darle púgiles al equipo nacional

Me gusta enseñar, transmitir mis conocimientos sobre el cuadrilátero. Tuve amargas experiencias en la EIDE agramontina donde Fermín Espinosa me calificó como excelente preparador pero eso no gustó.

Veremos ahora cuando regrese si puedo poner en práctica lo que he aprendido, siempre siguiendo los preceptos de la Escuela Nacional de Boxeo, ésa de la que Alcides es el padre, algo que nadie pone en duda.

¿Qué haces en Cuba?

Soy entrenador en mi provincia natal Camagüey. Llegué a tener un apartamento en Alamar pero no me dejaban desarrollarme a pesar de haber conquistado un primer lugar en los Juegos Escolares en un trabajo conjunto con el gran Fermín Espinosa.

¿A qué púgil consideras tu rival más difícil?

Nacionalmente, el más fuerte fue el pinareño Ultiminio Ramos; en el exterior, el soviético Vasily Shishov.

¿Cuál es el combate que mejores recuerdos te trae?

Sin dudas, fue uno que gané a puro corazón. Fue frente al búlgaro Borislav Abadzhiev en la Copa Química de Halle, República Democrática Alemana, 1985. Varias veces fui a la lona, estaba prácticamente noqueado; hasta la toalla vi en la esquina.

Julita, no podía ni levantarme pero lo hice y le propiné un conteo al búlgaro. Seguía ganando él cuando llegó el tercer asalto y le caí encima con todo y finalmente gané 5-0, unánime. Aquello fue apoteósico. Angolanos, venezolanos, muchos que estaban allí me cargaron, parecía que había ganado los Juegos Olímpicos. Después nos volvimos a enfrentar; en total me tumbó dos veces en cada pelea pero yo gané en ambas, la segunda por ko.

Fueron bonitos momentos pero hubieran sido muchos más y más hermosos. Aún me cuestiono por qué no se puede discrepar, ser distinto, defender nuestras ideas. Por eso no soy campeón olímpico aunque yo fui de los perjudicados por las ausencias del deporte cubano a Los Ángeles 84 y Seúl 88. De todas formas, no creo hubiera sido elegido. Esta es mi verdad ¡qué bueno poder decirla!

Aún me cuestiono por qué no se puede discrepar, ser distinto, defender nuestras ideas

Carlos García es tetracampeón nacional, versiones 1981, 82, 83 y 85; titular del orbe en Münich 82 y monarca del Torneo de Retadores 1983 de Reno, Nevada, Estados Unidos.

Se impuso en los afamados topes bilaterales Cuba – USA de 1982 y 83, en el Cardín 81, en los Juegos Centrocaribes Habana 82, además de competir y ganar entre 1981 y 1986 en varios torneos por invitación en Europa (Copa Química, Stranchar, Ustin Nam Laben) y en América (Carabobo, Venezuela y Mendoza en Argentina). Siempre en la división de los 63,5 kilos.

¿Qué opinas de la situación en nuestro país, del éxodo masivo?

Todo es muy duro. Los que nos ven a nosotros, campeones olímpicos, mundiales, panamericanos… abandonados, con penurias económicas ¡se asustan! Sencillamente, nadie lo cree si no lo experimenta.

No critico a los que se van aunque no me gusta que hablen lo que no es; el agradecimiento es parte del amor, dijo Martí. Hazte millonario pero siempre reconoce a tu patria.

Conoces la cantidad de púgiles cubanos que han ganado títulos en el boxeo profesional. Ahora están Robeisis y Morell, entre otros. La fuga de talentos se multiplica. ¿Qué opinas?

El declive en Cuba en el boxeo amateur es notorio, pero no sólo por el nivel del profesionalismo y el escape que ha habido sino por la estrategia de poner a dirigir a licenciados sin experiencia.

En las décadas de los 60, 70 y 80 no había licenciados en Cuba; había analfabetos pero sabían enseñar. Ahora hay masters que no saben cómo es ponerse en guardia. También las reglas han cambiado; por ejemplo, puedes correr todo el ring y tener faltas técnicas, que no te descalifican.

En las décadas de los 60, 70 y 80 no había licenciados en Cuba; había analfabetos pero sabían enseñar. Ahora hay masters que no saben cómo es ponerse en guardia

Conclusión: ojalá y no suceda, pero la hegemonía cubana está decayendo por culpa, entre otras cosas, de la falta de control metodológico que establecía Alcides, que provocaba que en toda la Isla se impartieran clases de buen boxeo, una escuela verdadera.

Hoy día los “científicos” están tergiversando la Escuela Cubana de Boxeo que tantos logros ha aportado a nuestro deporte. Hoy día se han olvidado las enseñanzas de quien, a pesar de todo, ha sido la génesis de esa Escuela, Alcides Sagarra y su colectivo de dirección.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos

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