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Referi cubano Sergio Cabrera: "Ser árbitro en Cuba es silbar en contra del viento"

Con experiencia en dos certámenes universales de futsal, el villaclareño considera que el pago que reciben sus colegas cubanos es "risible".

Al centro de la foto, durante la final de la Copa Mundial de 2012 © Cortesía del entrevistado
Al centro de la foto, durante la final de la Copa Mundial de 2012 Foto © Cortesía del entrevistado

Este artículo es de hace 1 año

Este hombre de 45 años, uno de tantos cubanos que eligió la emigración, ha pitado en dos Copas Mundiales de Futsal y actualmente trabaja en la Major Arena Soccer League. Su aventura comenzó en la penumbra del fútbol nacional, de manera que Sergio Cabrera -así se llama él- es un silbante que tomó el ascensor en el sótano y fue subiendo pisos por los trillos de la superación profesional.

Hoy por hoy, tiene un nombre en el mundillo. “De Santa Clara y para el mundo”, habría dicho un recordado narrador en este caso. Además de intervenir en las citas universales de Tailandia 2012 y Colombia 2016, le tocó impartir justicia en la final del torneo universal femenino de 2014 en Costa Rica, y también en el choque decisivo del premundial de CONCACAF Guatemala 2012.

Visto lo visto, es un juez en toda regla, un tipo respetado y respetable, y este sitio no quiere pasar por alto la ocasión de compartir su historia y sus criterios.

¿Por qué el fútbol en un país donde, durante tu infancia y juventud, todos querían ser peloteros?

Mi pasión por el fútbol comienza en la final de la Copa del Mundo de México 1986. Ese día estaba en Jaimanitas en casa de mis abuelos paternos y nos juntamos los amigos del barrio para ver aquella final que trasmitieron por televisión. La emoción que me despertó ese partido se ha mantenido hasta hoy.

Jamás jugué en ninguna liga ni competición organizada de fútbol. Mi verdadero sueño eran las estadísticas del béisbol. Desde los siete años dominaba y recopilaba cualquier información de los jugadores de béisbol de Cuba, sus números, posiciones... En fin, nada que ver con el fútbol y menos aún con el futsal.

¿Cómo es que se produce tu acercamiento al arbitraje?

Estudiando tercer año en la Facultad de Cultura Física de Villa Clara, yo era el organizador de los Juegos Deportivos Cimarrones y el profesor Armando Arrojo Sureda me propuso narrar por la radio base los partidos de futsal que se iban a desarrollar en la universidad. La propuesta me gustó, pero nunca llegó a concretarse. Días después me contactaron Arrojo y Gilberto González (Guayo), entonces comisionado provincial de fútbol, y me pidieron ayudarlos a buscar un local para desarrollar el primer curso nacional para árbitros de futsal, a celebrarse en enero del 2000. Les pedí que me dejaran participar y accedieron a inscribirme; así comenzó mi andadura por el arbitraje cubano y mundial.

¿Por qué un hombre decide arbitrar en el fútbol cubano cuando la remuneración es pobre y las condiciones para el desarrollo del trabajo son precarias?

En mis inicios no le daba importancia a ningún impedimento y menos a la remuneración; era muy joven, estaba estudiando y lo tomé como una oportunidad de crecimiento profesional. Pero en la medida que me fui adentrando en las competencias nacionales, desperté de mi sueño y comencé a experimentar lo difícil y adverso que resultaba ser árbitro.

En mis inicios no le daba importancia a ningún impedimento y menos a la remuneración; era muy joven, estaba estudiando y lo tomé como una oportunidad de crecimiento profesional. Pero en la medida que me fui adentrando en las competencias nacionales, desperté de mi sueño y comencé a experimentar lo difícil y adverso que resultaba ser árbitro

Podría enumerarte cientos de problemas que sufren y enfrentan los árbitros cubanos, porque el pago es solo uno de ellos. Desde mi experiencia de 23 años en estos trajines (16 de ellos en Cuba), creo que el principal problema es la limitada prioridad que le brindan los dirigentes del fútbol nacional al departamento de arbitraje. Siempre ha sido el peldaño más desatendido. Y un detalle importante: si los árbitros de fútbol están desatendidos, en peor condición están los de futsal y fútbol playa.

¿Cuándo y por qué te pasas al futsal?

En realidad, fui del futsal desde el inicio. Luego, cuando adquirí reconocimiento individual en Cuba, me pidieron que fuera el árbitro principal de la cuarteta arbitral de Villa Clara, y así estuve alternando en ambas especialidades desde el 2000 hasta 2016. Pero el futsal siempre ha sido mi verdadera pasión.

Trabajar futsal y fútbol a la vez me facilitó elevar mi performance con más rapidez y adquirir mucha más experiencia, asimilando los mejores aspectos individuales de los árbitros de mi generación e ir creando mi propio estilo. Agradezco enormemente a colegas como Vladimir Massó, Ricardo Lage, Pablo Campos, Antonio Álvarez, Francisco Sotolongo, Iranzo Montano, Liván Menéndez, Raúl Rodríguez, Roberto Manrupe y Capiró. Todos ellos me arroparon por ser el más joven y me nutrí de lo mejor de cada uno de ellos para convertirme en lo que soy hoy.

Por estos días, en la Major Arena Soccer League. Foto cortesía del entrevistado.

Y así, hasta que emigraste...

En efecto. Luego de mi segunda incursión en Copas del Mundo, donde transité hasta la fase final, decidí emigrar a los Estados Unidos. Verdaderamente me sentía realizado como profesional del arbitraje de futsal y con posibilidades de lograr otro ciclo mundialista, pero sentí que era el momento indicado para priorizar mi familia. En Cuba ser árbitro FIFA activo y con resultados positivos no te garantiza absolutamente nada; solo el olvido me esperaba una vez que llegara el retiro. Hasta ese momento mi prioridad había sido ser un buen árbitro; desde ese exacto instante, quise ser un buen padre.

En Cuba ser árbitro FIFA activo y con resultados positivos no te garantiza absolutamente nada; solo el olvido me esperaba una vez que llegara el retiro. Hasta ese momento mi prioridad había sido ser un buen árbitro; desde ese exacto instante, quise ser un buen padre

¿Cómo te vinculas con el futsal en los Estados Unidos?

Al llegar a Estados Unidos en 2016 con el aval de haber participado en Copas del Mundo de la FIFA de futsal y mostrar buenos resultados en todas las competencias, varias personalidades del futsal estadounidense e instituciones y programas vinculados con diferentes estados de la nación me comienzan a invitar en el empeño de crear un vínculo directo para potenciar el arbitraje de futsal. Durante estos siete años he compartido y aportado lo mejor de mí en Ohio, Michigan, Kansas, Missouri, Virginia, Texas y Florida, tanto para el crecimiento de los árbitros de futsal de Estados Unidos como de algunos colegas de Canadá.

A partir de 2017 he participado como árbitro y también como mentor en competencias de la USSF, FHSAA, ECSR, USYF, USFF, NISOA, MLS Next, MASL y NISL. Todas esta agrupaciones me han permitido mantenerme activo en el arbitraje luego de mi llegada a Estados Unidos. Y desde 2021 pertenezco al listado de árbitros de la liga profesional de Major Arena Soccer League, que representa el nivel más alto del fútbol en sala y eso me mantiene con una mentalidad profesional.

¿Qué cambios estructurales o de otra índole necesita el fútbol cubano?

Siempre desearé lo mejor para mis colegas en Cuba pero en la realidad actual es imposible. Todo el sistema deportivo cubano está viviendo una profunda crisis, y el fútbol con su arbitraje no escapa a ello. Cada día las competencias en Cuba exigen a sus árbitros mayor esfuerzo pues desde la designación comienzan las adversidades para los involucrados. Temas básicos como transportación, alimentación, pago económico y seguridad en las instalaciones, son variables negativas que siguen constantes en la línea del tiempo.

Siempre desearé lo mejor para mis colegas en Cuba pero en la realidad actual es imposible. Todo el sistema deportivo cubano está viviendo una profunda crisis, y el fútbol con su arbitraje no escapa a ello

Las soluciones a estas problemáticas no las veo ni a mediano plazo pues el deterioro es sistémico. En Cuba hoy se necesita una proyección donde el presupuesto para el arbitraje sea palpable; hay que invertir sistemáticamente en la elevación de los estándares nacionales y proyectar árbitros listos para que puedan ser tomados en cuenta para los eventos más importantes de nuestra confederación. Necesitamos un verdadero colegio de árbitros que tenga estrategias de desarrollo teniendo en cuenta nuestras oportunidades y fortalezas; es también muy importante crear una entidad independiente que tenga autonomía y no sea influida directamente por otros funcionarios o dirigentes que en la gran mayoría de los casos ven el arbitraje como una parte necesaria pero jamás imprescindible del deporte.

Y otra cosa: necesitamos que quien nos represente sea capaz de cumplir su rol estratégico y no solo acate lo que digan de arriba. Es clave lograr negociar con los implicados en el proceso de pago a los árbitros internacionales y estos puedan cobrar sus competencias sin tanta demora. Y lógicamente potenciar una pirámide previamente seleccionada de árbitros internacionales, nacionales de proyección, nacionales y los que estén en las provincias. Cada generación tiene características diferentes y los estándares formativos varían, pero sigo sin entender que hoy un árbitro con menos de tres años de profesión ya esté en una lista de FIFA o en proyección, cuando aún no posee la experiencia necesaria para enfrentar las exigencias internacionales.

En el Premundial CONCACAF 2016. Foto cortesía del entrevistado.

¿Dónde radican las mayores diferencias entre el desempeño de un árbitro en Cuba y fuera de ella?

Son dos mundos totalmente distintos pero el esfuerzo individual para lograr ser exitoso dentro de la cancha es el mismo, así que en este aspecto radica la clave. Desde mi experiencia, considero que en Cuba sigue siendo la vía autodidáctica la principal manera de crecimiento individual de los árbitros, aunque también inciden el aprendizaje por experiencias vividas en eventos concentrados y los cursos esporádicos a los que un árbitro logra acceder.

En la Isla generalmente hay muy pocos eventos universitarios, juveniles y escolares, mientras que en Estados Unidos se juega el año entero y con una tendencia al incremento en el número de competiciones.

El pago económico por el arbitraje de fútbol en todas sus especialidades en la isla es risible y en muchos casos inexistente. Solo cobras mejor si logras ser árbitro FIFA y tienes la suerte de que en el evento que participes te paguen en efectivo. Conozco casos de árbitros cubanos a los cuales les deben dinero de eventos trabajados hace más de siete años.

Mientras, en Estados Unidos cada partido tiene un valor económico claramente definido y depende del tipo de competencia, su nivel y la edad de los participantes. En la medida que el evento sea de mejor calidad, más elevada es la remuneración.

¿Qué futuro le ves al arbitraje cubano de fútbol?

En Cuba el futsal es una especialidad que gusta muchísimo y que los jóvenes siguen, pero luego del cierre por estrategia gubernamental de la emblemática sala habanera Kid Chocolate, se nota un evidente descenso del desarrollo del futsal y su arbitraje. Es llamativo que Cuba hoy solo posea dos árbitros FIFA de futsal, cuando tuvimos seis en un pasado reciente. Ni siquiera tuvimos un representante cubano en el último mundial, después de tener árbitros en las Copas del Mundo del 2004, 2008, 2012 y 2016.

Las pinceladas recibidas por el arbitraje cubano de fútbol, futsal y fútbol playa no han estado acordes con los estándares internacionales que exigen estas especialidades en la actualidad. Ser árbitro en Cuba es nadar contra la corriente desde el primer día, o mejor dicho, silbar en contra del viento. Ciertamente muchos desisten, algunos deambulan, y otros como yo se cansan y buscan un mejor estándar de vida y emigran.

En la final del Torneo Mundial Femenino 2014. Foto cortesía del entrevistado.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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