Especies de tiburones están amenazadas por la pesca ilegal y descontrolada que se realiza en costas de la provincia de Camagüey, según la investigación de un grupo ambientalista.
“En la playa Santa Lucía, Camagüey, confluyen una serie de factores de carácter social, económico y biológico, que están impactando los equilibrios históricos de la presencia e interacción con tiburones en esa región”, apuntó en Facebook una reciente investigación del Grupo Subacuático Tiburón.
En los primeros días de marzo, la agrupación realizó una expedición por zonas costeras y marítimas de Santa Lucía en busca de la población local de tiburones e indagando por su estado actual y los peligros para su conservación.
Tras ese recorrido, concluyeron que existen elementos para considerar que varias condiciones actuales ponen en serio riesgo la posibilidad de lograr la interacción subacuática controlada con escualos.
La expedición del Grupo Subacuático Tiburón pudo verificar que se realiza depredación de tiburones en la zona de la playa Punta de Ganado, con empleo de palangres tiburoneros, calados por personas a nado, un procedimiento de pesca que viola las normas en cuanto al uso de palangres y a las variantes de pesca con inmersión, refiere el análisis.
También dijeron que encontraron evidencias del empleo frecuente de palangres por lo que pudieron constatar que la pesca de tiburones es algo usual en esa zona.
Asimismo, subrayaron que la ausencia de tiburones en el conocido show de Santa Lucía es cada vez más prolongada.
Argumentaron que eso no solo significa “la desaparición de un evento polémico, para quienes cuestionan la interacción con animales salvajes como recurso económico, sino la evidencia concreta de que algo está afectando la presencia de la especie en una zona habitual”.
“Pese a la polémica, el show con tiburones es una actividad muy exclusiva de Santa Lucía, que no solo disfruta el turismo internacional, sino también una amplia y sólida comunidad de buceadores camagüeyanos y de toda Cuba, que han convertido en tradición el evento, otorgando una singularidad de elevado valor para la economía local y otras oportunidades para científicos y estudiosos del océano”, subraya el informe de la expedición.
Además, sostienen que “en cualquier caso, si existieran criterios opuestos al show, se estará de acuerdo que nadar con ellos y generar ganancias turísticas, es una opción superior a matarlos y comercializar su carne en mercados informales”.
“Es notable en el recorrido por la región que el sustento económico fundamental de muchas familias es el mar, y la pesca como oficio, cuyas cuotas deben ser cada vez menores, bajo el impacto del cambio climático; la reducción de las poblaciones locales de peces; el blanqueamiento coralino, y otros factores, conduciendo a la búsqueda de capturas más grandes, para satisfacer la demanda del comercio informal y es ahí donde los tiburones parecen encajar en la ecuación, al igual que las tortugas”, concluye el informe del grupo.
La pesca de tiburones en zonas costeras de la isla se practica en todo el país. La Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA), entidad suscrita al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) denunció un incremento en 2021 de la venta ilícita de especies de la biodiversidad de especial significación en Cuba y el tiburón figura en el listado de las especies más afectadas en la isla.
En 2020 Cuba aprobó el Plan Gubernamental para la prevención y enfrentamiento de los delitos e ilegalidades que afectan a los recursos forestales, la flora y fauna silvestre y otros recursos naturales.
En marzo de 2022, fue noticia la pesca de un tiburón en aguas del Malecón de La Habana que generó múltiples reacciones en las redes por parte de los usuarios, quienes criticaron la crueldad de este tipo de pesca y consideraron que “Cuba es un país de salvajes”.
Al poco tiempo, también trascendió que un grupo de pescadores cubanos capturaron un enorme tiburón en las aguas de Baracoa, en Guantánamo y que otro buzo cubano pescó un tiburón de casi tres metros de largo en aguas cercanas a playa La Puntilla, en Santa Fe, en el habanero municipio Playa.
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