Las alarmas se han encendido en Guantánamo a causa del incremento de los casos de tuberculosis en la provincia, donde se han diagnosticado 17 en lo que va de año, casi el doble que los reportados en el mismo periodo de 2022, según informes oficiales.
El año anterior, en Guantánamo se registraron nueve casos, es decir, ocho menos que en igual lapso de 2023, informó Marjoris Mengana González, responsable del Programa provincial de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) y Tuberculosis (TB), al periódico Venceremos.
Sin embargo, la funcionaria aseguró que la tasa de incidencia actual de 5,1 por cada 100 mil habitantes es inferior a la nacional.
Entre los enfermos diagnosticados este año predominan las personas del sexo masculino, las edades de los 25 a los 59 años y los residentes en el municipio de Guantánamo, precisó Mengana.
Asimismo, aseguró que los nuevos casos se presentaron, en su mayoría, en pacientes con factores de riesgo como fumadores, alcohólicos, que han estado en contacto con personas contagiadas anteriormente, diabéticos y con lesiones pulmonares crónicas. También mencionó a reclusos y exreclusos.
La especialista en Higiene y Epidemiología mencionó a otras personas vulnerables, como pacientes con el VIH, inmunodeprimidos, con enfermedad renal crónica y padecimientos pulmonares. Igualmente, trabajadores de la Salud, personas que viven en condiciones de hacinamiento y extranjeros provenientes de países con alta incidencia de la enfermedad.
Mengana insistió en que las personas con síntomas respiratorios por más de 21 días deben consultar al médico de la familia, principalmente en el caso que existan factores de riesgo. Argumentó que esto posibilitará realizar un diagnóstico temprano de la enfermedad, detener la trasmisión y administrar un tratamiento para su cura.
Aseguró que en todas las localidades de Guantánamo la población se puede realizar baciloscopías con muestras de esputo, además de mecanismos confirmatorios moleculares por medio de GeneXpert, en la provincia de Holguín; y que están disponibles los medicamentos necesarios para el tratamiento.
La tuberculosis es una afección infectocontagiosa aguda, subaguda o crónica, causada por el Mycobacterium tuberculosis. Puede dañar distintos órganos, principalmente los pulmones y, aunque tiene cura, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una emergencia mundial, la decimotercera causa de muerte a nivel global y la enfermedad infecciosa más mortífera después del COVID-19.
Los presos se encuentran entre las personas más vulnerables a la tuberculosis, por las condiciones higiénicas y sanitarias imperantes en las cárceles. Las prisiones de Cuba, cuyo gobierno se ufana de mantener bajo control la enfermedad, no son una excepción.
En febrero de este año, se registró un brote de tuberculosis en la prisión Combinado del Este en La Habana. A través de las denuncias de los propios reclusos, se supo que estaba en cuarentena el edificio 1, piso 2, 2do Norte, y que los funcionarios de la prisión habían tomado medidas drásticas para el aislamiento de los presos.
Un mes después, trascendió que habían suspendido las visitas familiares a los reclusos de la cárcel Pretensado, en la ciudad de Santa Clara, Villa Clara, por un brote de tuberculosis. “Hay gran preocupación de los familiares porque no hay medicamentos para tratarlos”, denunció entonces el Observatorio Cubano de Derechos Humanos.
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