El estudio de campo 'La Habana, capital de desechos', elaborado por el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, del laboratorio de ideas Cuba Siglo 21, relaciona el aumento de la criminalidad en la capital de la Isla con el incremento de los vertederos descontrolados en sus calles.
Según explica el informe, adelantado por CiberCuba, se trata de "un elemento no menor a tener en cuenta". Si bien no establece una relación directa entre basura y crimen, sí considera que "la acumulación de desechos sólidos contribuye a ciertos factores que, a su vez, pueden degradar el valor inmobiliario de una reparto urbano al reflejar una potencial crisis de normas de convivencia y con ello un potencial delictivo en esa comunidad".
El estudio defiende que un entorno degradado por la acumulación de basura es un indicador de que en esa zona no se respetan las normas sociales y las leyes no se aplican de manera efectiva y esto puede "incitar a la comisión de delitos".
"Espacios públicos sucios y descuidados hacen que los ciudadanos perciban que el área no está bien vigilada o cuidada, con lo que se generan temores, fundados o no, de poder llegar a ser víctimas de crímenes como robos o agresiones si transitan o viven en ellos", añade el informe.
A esto hay que añadir la influencia que la degradación de la higiene del entorno provoca en el orgullo comunitario y la cohesión social. "Un medio permanentemente sucio hace que sea menos probable que los individuos se involucren en actividades de mejora del vecindario, lo que crea un ambiente propicio para la comisión de delitos", concluye el estudio.
Aunque desde el régimen han negado que se esté produciendo un aumento de la criminalidad y las infracciones penales en la Isla, como defendió en marzo pasado Beatriz de la Peña La O, jefa del Departamento de Investigación de la Dirección de Procesos Penales, a pie de calle la percepción es distinta.
Madres cubanas han compartido en la redes sociales su preocupación por el aumento de la violencia y la delincuencia. Una de ella denunció que a su hijo le quitaron la gorra amenazándolo con un arma blanca en el interior de una guagua, mientras cruzaba el túnel de La Habana. Y una abuela del Cerro contó que a su nieto, de 16 años, lo asaltaron a plena luz del día, amenazándolo y golpeándolo con un machete en el abdomen para quitarle una mochila en la que llevaba un pomo de agua y la cartilla de abastecimiento.
Sucesos como este han llevado a la población a no salir de sus casas por la noche por temor a sufrir alguna agresión. Éste es uno de los motivos por los que las calles están vacías. El otro es el éxodo masivo de jóvenes. Sólo en los dos últimos años más de medio millón de cubanos emigraron a Estados Unidos.
A esta situación hay que añadir el hecho de que los vertederos incontrolados en las calles se convierten además en un factor más de presión para el sistema sanitario ya que la acumulación de basura ha convertido La Habana en un "factor crítico de la inseguridad sanitaria". El hecho de que a diario no se recoja el equivalente a tres piscinas olímpicas de residuos urbanos en la capital provoca la proliferación de ratas y mosquitos, transmisores de la leptospirosis y el dengue, que azotan a la Isla.
En una entrevista concedida este portal Juan Antonio Blanco, presidente de Cuba Siglo 21, destaca que a diferencia de la crisis conocida eufemísticamente como "Período Especial", en estos momentos no hay solo una crisis económica sino también un aumento de la delincuencia que no se vio en los años 90. "La situación está cogida con alfileres. Cualquier detalle fuera de control puede provocar un tsunami popular", señaló.
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