Sacerdote cubano Alberto Reyes: "Nos han ido regulando y manejando a golpe de consignas"

"Las consignas pueden ser usadas para manipular, para llevar al otro por donde queremos, infundiéndole una fuerza que lo haga tomar un camino sin que se pregunte si es el que quiere seguir".

Sacerdote cubano Alberto Reyes Foto © Captura de video de YouTube / Voces de Cuba

El sacerdote cubano Alberto Reyes, conocido por su posición crítico hacia el régimen castrista, dedicó una reflexión al "poder de las consignas" y cómo el gobierno las ha utilizado desde siempre para embaucar al pueblo.

Reyes, de la diócesis de Camagüey, relató en su muro de Facebook cómo la dictadura se ha valido siempre de frases motivadoras para manipular a la población, infundiéndole una fuerza para hacerla tomar un camino sin preguntarse si es lo que quiere hacer.

El P. Reyes recordó algunas de las consignas que los cubanos han repetido en estos años, como "¡Pin, pon fuera, abajo la gusanera!", "Los hombres mueren, el Partido es inmortal" o "Hacer más con menos", y señaló cómo ahora, en medio de la escasez y la falta de soluciones, el régimen insiste en las frases enérgicas y vacías en vez de plantear un cambio.

A continuación, CiberCuba comparte el texto íntegro de la publicación.

"He estado pensando… (LXXXIX) por Alberto Reyes Pías

He estado pensando en el poder de las consignas

Las consignas son frases cortas. Están hechas para motivar, para levantar los ánimos e infundir fuerzas cuando cuesta seguir adelante, y también para iluminar en los momentos de oscuridad, para que nos aferremos a ellas cuando todo a nuestro alrededor es incierto y oscuro.

Pero como suele ocurrir, existe, además, otra cara, y las consignas pueden ser usadas para manipular, para llevar al otro por donde queremos, infundiéndole una fuerza que lo haga tomar un camino sin que se pregunte si es ese el camino que quiere seguir.

Así, desde el inicio de eso que llamamos 'Proceso revolucionario', que ya en sí es una frase hermosa y motivadora, nos han ido regulando, manejando y cortándonos las alas a golpe de puras consignas, de las cuáles menciono sólo algunas.

Nos enseñaron a gritar: '¡Pin, pon fuera, abajo la gusanera!', para que canalizáramos nuestro odio y nuestra ya incipiente frustración contra aquellos que, desde el inicio, no quisieron apoyar este sistema. Y muchos gritaron, y delataron, y agredieron a los 'gusanos' que abandonaban el paraíso revolucionario, antes de seguirlos silenciosamente, desde aquellos días hasta hoy.

Nos repitieron hasta la saciedad que éramos el 'Faro y guía de América', mientras lo que las Américas veían era una propaganda prefabricada y falsa. Pero siempre es hermoso sentir que se es luz para alguien.

Nos adoctrinaron haciéndonos creer que 'El mundo avanza inexorablemente hacia el socialismo', y cuando el comunismo cayó estrepitosamente en Europa del este, haciendo pedazos el mito, desplegaron ante nuestros ojos un cúmulo de banderas para intentar convencernos de que aquí no ocurriría lo mismo, porque nosotros, a diferencia de los pusilánimes europeos: 'Somos un pueblo heroico', 'Somos un pueblo combatiente', donde 'Los hombres mueren, pero el Partido es inmortal', donde 'Sí, se puede', donde había que 'Resistir y vencer'.

Captura de Facebook / Alberto Reyes

Todo esto en medio de una sucesión de períodos 'especiales' provocados por un declive continuo de la economía y un deterioro general que iba desde las fachadas de las casas hasta las industrias más emblemáticas, y que ha terminado anidando en el alma de la gente, robándole su alegría y sus ganas de vivir.

Y ante la experiencia de la nada, de la escasez creciente y la falta de soluciones, volvían, enérgicas, las consignas, porque en lugar de plantearnos un cambio sanador, teníamos que 'Hacer más con menos', 'Ir por más' y 'Convertir los reveses en victorias' porque, de hecho 'Siempre se puede más', en una Revolución que 'no abandona a sus hijos', aunque te haga la vida miserable, provoque la emigración de tu familia, te advierta con amenazas que no tolerará una protesta y te reprima al menor intento de cuestionamiento.

El tiempo ha transitado por nuestra tierra, con su paso lento y continuo, y nos ha visto empobrecernos y entristecernos, nos ha visto sufrir en silencio y a gritos, pero siempre al ritmo obsesivo de las voces de mando que nos piden seguir caminando 'Hasta la victoria siempre'".

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