Los “desafíos de la juventud cubana” fue el tema elegido por el medio oficialista Cubadebate para su podcast semanal que, este 4 de abril, sirvió de espacio de diálogo entre dos jóvenes funcionarias y académicas del régimen cubano.
Entre la idealización del modelo socialista y una realidad social que se les escapa por completo, la presentadora de televisión y académica oficialista, Marxlenin Pérez, y la socióloga Anaclara León intentaron abordar estos desafíos en una conversación que sirvió como ejercicio de propaganda de la “post-continuidad”.
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En el marco del aniversario 63 de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), las participantes reconocieron abiertamente la dificultad de “ser un joven revolucionario”, aludiendo no solo a las carencias materiales, sino a la falta de herramientas ideológicas para sostener el discurso oficial entre las nuevas generaciones.
Entre la consigna y la crisis
Aunque el podcast pretendió “debatir sin filtros”, lo cierto es que el marco fue claramente limitado por los márgenes de la ideología oficial.
A pesar de esto, se colaron momentos de sinceridad que, sin proponérselo, expusieron el divorcio entre la propaganda revolucionaria y las verdaderas inquietudes de la juventud cubana.
Anaclara admitió que muchos jóvenes ingresan a la universidad no con el objetivo de "aportar al país", sino para obtener un título que les facilite emigrar.
"Muchos dicen: ‘yo no voy a ejercer; el título es para mis padres y para irme’", confesó. En una nación donde la fuga de cerebros y el envejecimiento poblacional avanzan sin freno, esta afirmación retrató el colapso del proyecto de país que el régimen insiste en perpetuar.
La revolución como herencia ajena
Uno de los momentos más reveladores fue cuando León expresó que “los jóvenes no se sienten parte del proceso revolucionario” y que para muchos de su generación “la revolución es algo que ya pasó”, desconectado completamente de su presente.
Lejos de representar una continuidad histórica, el discurso "revolucionario" parece un "teque" sin relevancia práctica para quienes han nacido en medio de apagones, inflación y deterioro generalizado.
La crítica no quedó ahí. La propia interlocutora reconoció que “ser revolucionario te hace parecer loco o adoctrinado”, revelando que incluso dentro de las estructuras juveniles del régimen, como la UJC o la FEU, no existe una formación sólida sobre qué significa realmente el socialismo.
¿Participar para qué?
Pese a los esfuerzos por pintar a la juventud cubana como protagonista, la propia Anaclara reconoció que muchas de las estructuras juveniles reproducen esquemas verticales, poco horizontales y desgastados.
"Los jóvenes necesitan sentirse protagonistas, no receptores pasivos", dijo, sin profundizar en cómo ese protagonismo puede ser ejercido sin libertad real de expresión o decisión.
Aunque revestido de inclusividad y lenguaje progresista, el podcast terminó reforzando la imagen de una juventud atrapada entre la retórica vacía y la necesidad urgente de construir un futuro que el Estado no ofrece.
Los desafíos que enfrentan los jóvenes cubanos van mucho más allá del discurso oficial: se trata de sobrevivir, de buscar oportunidades donde no las hay, y de dar cauce al deseo de cambio mayoritario en la juventud cubana dentro de un régimen represor, con una dirigencia que no les representa ni les escucha, y que solo busca utilizarlos para su objetivo de perpetuarse en el poder.
Un objetivo para el cual utilizan la pólvora mojada de un discurso que intenta asimilar la nación a la llamada “revolución”, descartar como “no cubanos” a quienes se oponen al régimen, proclamar una falsa unidad en torno al liderazgo de la “continuidad”, y el socialismo como proyecto socioeconómico irreversible y eterno.
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