Una muestra clara de doble moral la dio el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, tras celebrar las protestas que tienen lugar por estos días en varias ciudades de Estados Unidos.
En su cuenta de X (antes Twitter) Rodríguez escribió un mensaje de exaltación: “Protestas #HandsOff en más de mil ciudades de los 50 Estados de #EEUU, con participación de casi medio millón de personas, denuncian gestión de plutocracia que gobierna ese país en interés del gran capital y contra las aspiraciones de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses”.
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Desde los portavoces oficiales y medios controlados por el Partido Comunista, el gobierno ha amplificado las imágenes de las marchas.
Algunos usuarios le recordaron que, a diferencia de Cuba, en Estados Unidos las protestas son legales y los ciudadanos no son reprimidos por ejercer su derecho a la libre expresión. “Qué suerte que en EE.UU. la democracia liberal permite la protesta, en el régimen que tú representas está prohibido”, le respondió el activista cubano Magdiel Jorge Castro.
“Ah mira qué bien… personas protestando sin ser reprimidas en un país libre, algo que no se puede hacer en #Cuba”, señaló otra persona. Mientras que un internauta acotaba: “Menos mal que aquí se puede protestar”.
Otras respuestas apuntaron directamente a la falta de elecciones libres en la isla y a la imposición del sistema político único. "Lo ve, lo normal en una democracia. En otros lugares hablan de que 'las calles son de los revolucionarios' y agregan que 'la orden está dada'. No sé si le suena".
Incluso hubo quien resumió el sentimiento general con una frase directa. “Señor, hay que tener falta de vergüenza para semejante publicación”.
El movimiento "¡Fuera las manos!" o #HandsOff, en inglés, surge como respuesta a las políticas implementadas en el segundo mandato del presidente Donald Trump, especialmente aquellas relacionadas con recortes en programas sociales y la creciente influencia del multimillonario Elon Musk en el gobierno.
Las protestas, que tuvieron lugar este sábado 5 de abril, se organizaron en los 50 estados y fueron respaldadas por más de 150 grupos, incluyendo organizaciones de derechos civiles, sindicatos y defensores de la comunidad LGBTQ+.
Los manifestantes expresaron su oposición a medidas como el despido de miles de trabajadores federales, el cierre de oficinas de programas sociales como Medicare y Medicaid, y la eliminación de protecciones para comunidades vulnerables, incluyendo inmigrantes y personas transgénero.
Además, criticaron la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por Musk, encargado de implementar estas medidas de austeridad.
Las principales demandas del movimiento incluyen:
- Cese del control de multimillonarios sobre las instituciones gubernamentales.
- Protección y fortalecimiento de programas sociales esenciales.
- Restauración y ampliación de derechos y protecciones para comunidades marginadas.
Estas protestas representaron una de las mayores movilizaciones de resistencia desde el inicio del segundo mandato de Trump, reflejando una creciente preocupación ciudadana por el rumbo de las políticas federales y la influencia de las élites económicas en la toma de decisiones gubernamentales.
Pero en Cuba, cualquier ciudadano que intente expresar públicamente su inconformidad con el sistema es criminalizado, perseguido o encarcelado. Las protestas son respondidas con arrestos arbitrarios, cortes de internet, despliegue policial y campañas de difamación contra los manifestantes.
La hipocresía no termina ahí. Mientras el gobierno cubano celebra que en EE.UU. se permita el libre ejercicio del derecho a la protesta, los cubanos no cuentan con garantías constitucionales reales para ejercer ese mismo derecho. El artículo 56 de la Constitución, que reconoce el derecho a la manifestación pacífica, permanece como letra muerta: ningún decreto ha sido aprobado para hacerlo efectivo. Y cada intento de protesta ha sido tratado como una amenaza al “orden socialista”.
La incoherencia del régimen cubano al celebrar la protesta ajena mientras prohíbe la propia no es nueva, pero se vuelve especialmente grotesca cuando se toma en cuenta el contexto actual. La maquinaria oficialista, que exige respeto a la soberanía y la no injerencia extranjera cuando se trata de Cuba, no duda en opinar, amplificar y manipular lo que ocurre fuera de sus fronteras para alimentar su narrativa política.
Preguntas frecuentes sobre la hipocresía del régimen cubano y las protestas en EE.UU.
¿Cuál es la postura del régimen cubano sobre las protestas en EE.UU.?
El régimen cubano, a través de su canciller Bruno Rodríguez, ha celebrado las protestas en EE.UU. que critican la gestión de Donald Trump y la influencia de multimillonarios como Elon Musk. Sin embargo, esta postura es hipócrita dado que el mismo régimen prohíbe y reprime cualquier intento de protesta en Cuba.
¿Por qué se considera hipócrita la celebración de las protestas en EE.UU. por parte del gobierno cubano?
La celebración de las protestas en EE.UU. por parte del gobierno cubano es considerada hipócrita porque en Cuba no se permite el ejercicio del derecho a la protesta. A pesar de que la Constitución cubana reconoce este derecho, no se han implementado decretos que lo hagan efectivo, y cualquier intento de manifestación es reprimido con arrestos y violencia.
¿Qué medidas toma el régimen cubano contra las protestas en la isla?
El régimen cubano reprime las protestas con arrestos arbitrarios, cortes de internet y campañas de difamación contra los manifestantes. Además, no existen garantías constitucionales reales para protestar pacíficamente, lo que contrasta con su apoyo a las protestas en otros países como EE.UU.
¿Qué demandas tienen los manifestantes del movimiento #HandsOff en EE.UU.?
Las principales demandas del movimiento #HandsOff en EE.UU. incluyen el cese del control de multimillonarios sobre las instituciones gubernamentales, la protección y fortalecimiento de programas sociales esenciales, y la restauración y ampliación de derechos y protecciones para comunidades marginadas.
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