Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) reconocieron abiertamente un tema que se ha vuelto cada vez más evidente en barrios de todo el país: el "déficit de cuadros", una forma eufemística de admitir que cada vez menos personas quieren involucrarse con la mayor organización de masas del país.
En un intento por revitalizar su imagen y estructura interna, la situación fue calificada como “uno de los temas que más suscitó debate” durante el IV Pleno Nacional la reunión, según recogió el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana (NTV).
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Los propios asistentes al evento, desarrollado en la Universidad del Partido "Ñico López", coincidieron en la urgencia de implementar estrategias que fortalezcan la base de la organización, especialmente atrayendo a jóvenes y estudiantes.
En palabras de una de las coordinadoras presentes, el reto comienza desde la niñez: “Si queremos tener una organización funcionando y tener cuadros, lo primero que tenemos que hacer es sembrar esa semillita”.
La afirmación evidenció la necesidad del sistema de captar y adoctrinar desde edades tempranas a los futuros defensores de un proyecto político cuya aceptación social sigue deteriorándose.
La desafección: un síntoma del desgaste
Aunque los discursos oficiales insisten en la “unidad del pueblo” y en el compromiso inquebrantable con la llamada “revolución”, la necesidad de reconocer públicamente la falta de liderazgo operativo dentro de los CDR refleja un problema estructural más profundo: la creciente desafección ciudadana hacia una organización percibida por muchos como un aparato de vigilancia barrial, encargado históricamente de la delación vecinal y la represión ideológica a nivel local.
El énfasis en la captación juvenil, la insistencia en mostrar presencia en redes sociales, y el llamado a “revitalizar las estructuras de base” confirman la pérdida de atractivo de los CDR, incluso entre sus bases tradicionales.
En barrios donde no hay presidentes de comité o donde las estructuras están inactivas, la solución oficial es “dedicarle tiempo” y “fortalecerlo”, como si de una simple cuestión logística se tratara.
Propaganda y resistencias
El pleno también discutió la importancia de “rebatir agresiones” en redes sociales, lo cual delata una preocupación creciente por el descrédito que arrastra la organización, incluso entre los propios ciudadanos dentro de la isla.
“No podemos hablar de unidad si no hablamos de los CDR, porque en el barrio estamos todos”, insistió el secretario de Organización del Comité Central del Partido, Roberto Morales Ojeda.
Sin embargo, esa afirmación choca con la realidad palpable en muchas comunidades, donde los comités están paralizados o simplemente ausentes, y donde la palabra “cederista” ha perdido el peso simbólico de épocas pasadas, marcadas por una maquinaria represora más cohesionada y con mayor peso en el sistema totalitario cubano .
La apuesta oficial sigue siendo la misma: más control, más discurso, más fidelidad forzada. Pero la crisis de cuadros que hoy enfrentan los CDR evidencia que el tejido organizativo del sistema ya no encuentra la misma disposición en una población cansada de promesas, controles y consignas.
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