En un alarde de oportunismo y cinismo, Gerardo Hernández Nordelo, coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y exespía de los llamados "Cinco Héroes", aprovechó el reciente apagón que afectó a España y Portugal para lanzar su habitual retórica propagandística.
En lugar de mostrar solidaridad o empatía, Hernández Nordelo calificó a Europa como un "continente fallido", sugiriendo que los críticos de Cuba deberían aplicar ese término a las naciones europeas, ya que difunden el hashtag #CubaEstadoFallido en sus publicaciones sobre la crisis energética y estructural provocada por 63 años de totalitarismo comunista.
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Además, el jefe de la chivatería de barrio y experto en la narrativa plañidera del régimen no pudo dejar pasar la ocasión de destacar en su publicación de Facebook que Europa no está sometida a bloqueos ni sabotajes económicos, en otro intento más por responsabilizar al embargo estadounidense sobre Cuba como origen de todas sus calamidades.
Esta comparación resulta particularmente hipócrita, considerando que mientras Europa enfrentó un apagón excepcional y temporal, Cuba sufre prolongados cortes eléctricos diarios que afectan a la mayoría de su población de manera regular.
La respuesta de las autoridades europeas fue inmediata: el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aseguró que se tomarán las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir un apagón de tal magnitud, y se exigirá responsabilidad a los operadores privados del sistema eléctrico.
En contraste, en Cuba, los apagones son una constante, y las autoridades suelen atribuirlos al embargo estadounidense, sin asumir responsabilidad por la falta de inversión y mantenimiento en el sistema eléctrico nacional.
La narrativa oficialista, repetida por figuras como Tere Felipe -una "ciberclaria" de rango menor en comparación con Hernández Nordelo- insiste en que la culpa recae exclusivamente en factores externos, ignorando las deficiencias internas y la mala gestión que han llevado al colapso energético en la isla.
La reacción de Hernández Nordelo y otros propagandistas del régimen ante el apagón en Europa no solo demuestra una falta de empatía, sino también un intento de desviar la atención de los problemas internos de Cuba, utilizando cualquier evento internacional como excusa para reforzar su discurso antiimperialista.
Mientras tanto, los cubanos continúan enfrentando apagones prolongados y una crisis energética sin precedentes, sin visos de solución a corto plazo.
En resumen, la instrumentalización de un evento desafortunado en Europa para justificar las fallas del sistema cubano refleja una estrategia propagandística que busca perpetuar la narrativa del victimismo, en lugar de abordar las verdaderas causas de los problemas que afectan a la población cubana.
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