El régimen cubano volvió a elevar el tono este viernes en su confrontación verbal contra Estados Unidos, al acusar a Washington de intentar derrocar al gobierno por la fuerza, con una ofensiva que, según afirmó el viceministro de Relaciones Exteriores Carlos Fernández de Cossío, ya solo estaría a un paso de convertirse en una agresión militar directa.
“Contra Cuba la embestida ya está y sólo falta la agresión militar”, dijo el alto funcionario del MINREX en una entrevista publicada hoy por el medio mexicano La Jornada, desde Ciudad de México.
Lo más leído hoy:
Discurso de guerra permanente
Fernández de Cossío —quien entre 2017 y 2022 fue director de la Dirección General para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores— insistió en que Cuba vive en “agresión permanente”, y culpó nuevamente al enemigo externo de la crisis interna que atraviesa la isla.
“Ausencia de conflicto bélico no implica vivir en paz”, afirmó.
“La política oficial de Washington es la coerción económica, el bloqueo, dirigido a deprimir y hacer que las condiciones de vida sean lo más difíciles posibles. Provoca un impulso migratorio.”
También aseguró que EE. UU. pretende modificar el rumbo político del país:
“Estados Unidos va a tratar por la fuerza, por vías económicas, por vías diversas, de tratar de influir en los procesos políticos de nuestro gobierno.”
El funcionario aseguró que los sectores “anticubanos” en EE. UU. tienen más poder que nunca, tanto en el Congreso como en el Ejecutivo, encabezados por Marco Rubio, actual Secretario de Estado de EE. UU., bajo la Administración Trump.
“Se sienten con una confianza mayor para movilizar el poderío descomunal de EE.UU. contra Cuba”, advirtió.
Desde Washington también sube el tono
Las declaraciones de Fernández de Cossío coinciden con pronunciamientos recientes desde la esfera militar estadounidense. El mes pasado, el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de EE. UU., señaló que:
“Las acciones malignas de Cuba debilitan nuestras relaciones en la región, fomentan la migración irregular y amenazan la seguridad de Estados Unidos.”
Sus palabras reafirman que la visión de Cuba como actor desestabilizador en el hemisferio no es exclusiva de los sectores legislativos estadounidenses, sino también de estructuras de defensa de alto nivel.
Raúl y Díaz-Canel se preparan para la guerra
El discurso de confrontación no solo es verbal. En enero, el General de Ejército Raúl Castro Ruz y el gobernante Miguel Díaz-Canel participaron personalmente en la inauguración del Ejercicio Estratégico Bastión 2024, una maniobra militar a gran escala organizada por el régimen bajo el argumento de preparar al país para una agresión externa.
Raúl Castro —ya retirado de los cargos públicos— reapareció para supervisar en persona el entrenamiento de las fuerzas armadas cubanas, en lo que constituye un mensaje político interno y externo: Cuba se mantiene en “modo guerra”.
Narrativa de asedio y demonización del adversario
En su entrevista con La Jornada, Fernández de Cossío también atacó la política exterior del expresidente Donald Trump, afirmando que busca imponer su voluntad en todo el hemisferio. Citó como ejemplo los señalamientos sobre las presuntas bases militares chinas en Cuba:
“Presentaron imágenes de lo que puede ser un campo de fútbol o de arroz para decir: ‘Esta es la evidencia de que hay bases chinas en Cuba’. Pero ahí no hubo ni un militar, ni alguien del Pentágono, ni de la CIA.”
Calificó esa actitud como una “conducta amenazante” por parte de Estados Unidos hacia Cuba, Panamá, Canadá, Groenlandia y otras regiones.
Sin autocrítica real: el embargo como excusa
Consultado sobre los errores del modelo cubano, el funcionario se limitó a citar a Fidel Castro: “El error más grande fue pensar que alguien sabía cómo construir el socialismo”. Aunque reconoció “fallos puntuales” en políticas económicas o sociales, los relativizó en función de la presión externa.
Incluso ironizó sobre el efecto de los aranceles de Trump:
“Ojalá nos pudieran aplicar mayores aranceles, porque para ello habría que flexibilizar el bloqueo.”
Un país encerrado en su propia narrativa
Las declaraciones del régimen —acompañadas por ejercicios militares y un discurso de alerta constante— se producen en medio de una profunda crisis económica, social y migratoria, agravada por la represión contra el disenso, las restricciones a la libertad religiosa y el empobrecimiento generalizado.
En ese contexto, el uso reiterado de la narrativa de guerra sirve para justificar la persecución interna, criminalizar la protesta, mantener la cohesión del poder y evadir responsabilidades.
Archivado en: