Una joven cubana que denunció haber sido maltratada físicamente por agentes de la Patrulla Fronteriza y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), fue deportada este jueves a Cuba.
Univisión Noticias confirmó que Laritza López Rodríguez, de 25 años, quien fue detenida el 2 de mayo tras cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, en el estado de Texas, se encuentra en territorio cubano.
Su prometido, Gerdys López, asegura que la joven fue deportada a Cuba, a pesar de que todavía se recuperaba de las operaciones a las que tuvo que ser sometida, tras el violento arresto que sufrió al cruzar la frontera.
Laritza había denunciado anteriormente que agentes de la Patrulla Fronteriza la empujaron con violencia, provocándole una fractura en la pierna izquierda que requirió al menos dos intervenciones quirúrgicas, mientras estuvo prisionera en el Centro de Migrantes Karnes en Texas.
"No supe nada de ella hasta esta tarde, que me llamó y me dijo que había sido deportada a Cuba", dijo con tristeza Gerdys en la noche del jueves. "No pudo hacer las terapias ni lo que el doctor le había recomendado. Llegó a la isla y no tiene ni los papeles médicos", confirmó el cubano.
"Ella necesita fisioterapia y cosas que en ese centro de migrantes no le dieron. Necesita atención médica porque no puede caminar bien y la mandaron para un país donde no hay medicamentos, ni donde hacer las terapias de rehabilitación y las condiciones no son favorables", dijo Gerdys.
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A pesar de su estado de salud, Laritza fue incluida en el séptimo vuelo de deportación del 2025 desde territorio estadounidense hacia La Habana, en el que viajaban un total de 118 cubanos.
El grupo estaba compuesto por 96 hombres y 22 mujeres. Tres de los retornados fueron conducidos a instituciones de investigación penal por estar presuntamente vinculados a delitos cometidos antes de abandonar Cuba.
Hubo un intento de deportación previo
Gerdys López denunció que, en un primer intento de deportación, aún con “la pierna llena de hierros”, Laritza fue trasladada durante más de 16 horas a un centro en Luisiana, donde supuestamente abordaría el avión de repatriación. El médico que la atendía advirtió que no estaba en condiciones para viajar y fue devuelta a Texas.
Sin embargo, ICE se mantuvo firme en la decisión de repatriar a la joven sobre la que pesaba una orden de deportación y una negativa en la entrevista de miedo creíble.
El caso de Laritza cobró notoriedad tras sus declaraciones a medios de comunicación, en las que acusó a los agentes de inmigración de haberla arrastrado por el suelo mientras minimizaban su dolor. El testimonio fue respaldado por su pareja, quien aseguró que los agentes “ignoraron sus ruegos” y la trataron con “fuerza brutal”.
En un comunicado oficial ICE confirmó que López estaba bajo custodia a la espera de su deportación, aunque evitó referirse a su historial médico alegando restricciones de privacidad.
La deportación ocurre en un momento en que la administración de Donald Trump ha endurecido las políticas migratorias. La eliminación del parole humanitario, la cancelación del sistema CBP One y el fin de la política de “captura y liberación” han dejado a miles de migrantes cubanos atrapados en un limbo legal y a las puertas de la repatriación.
Los datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) señalan que más de 42,000 cubanos se encuentran bajo órdenes finales de deportación en EE.UU., y más de 185,000 personas han sido repatriadas en lo que va de 2025.
El régimen cubano recibe vuelos de repatriados, a pesar de mantenerse congeladas las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos.
Laritza López, como muchos otros, regresa a una isla que no siempre garantiza derechos ni acceso a una atención médica adecuada, en medio de un contexto de crisis social y represión creciente.
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