A pocas semanas del aniversario 65 de la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), su actual coordinador nacional, Gerardo Hernández Nordelo, lanzó este martes un llamado a “revitalizar” la organización.
“Tenemos que demostrarle a los cubanos que los CDR somos una organización útil, que está en el barrio”, afirmó el exespía durante la presentación del programa de actividades por la efeméride, que se celebrará el próximo 28 de septiembre.
Hernández es consciente de que los CDR cuentan con un apoyo cada vez más reducido en Cuba. Para dar visibilidad a la organización, se han propuesto realizar “100 tareas por el centenario de Fidel Castro”, integrándose así a la campaña conmemorativa impulsada por el régimen para exaltar la figura del fallecido dictador hasta el 13 de agosto de 2026.
“Nosotros no concebimos que haya alguien que se llame fidelista y viva en una cuadra donde no haya CDR y lo permita. Nadie que se considere revolucionario puede vivir en una calle donde el CDR no funcione y no asuma la responsabilidad de hacerlo funcionar”, subrayó el también miembro del Consejo de Estado.
En su discurso, Gerardo Hernández hizo un llamado a fortalecer las estructuras de base del organismo, especialmente en aquellas comunidades donde los CDR han perdido fuerza.
“Esto es un llamado a fortalecer nuestra estructura donde existen dificultades, en homenaje al centenario de Fidel Castro”, recalcó.
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Los CDR, fundados el 28 de septiembre de 1960 por Fidel Castro, son una de las principales organizaciones de masas del sistema cubano y operan a nivel de barrio con el objetivo declarado de “defender la revolución”. Sin embargo, en la práctica han funcionado históricamente como un mecanismo de vigilancia vecinal, fomentando la delación y el control social.
Durante décadas, los CDR promovieron campañas de denuncia contra quienes mostraban actitudes contrarias al gobierno, lo que les ha granjeado el rechazo de una parte importante de la población. Actualmente, enfrentan un notorio desgaste estructural y una creciente apatía ciudadana.
La nueva campaña anunciada por Hernández busca recuperar protagonismo en los barrios, en un contexto donde el descrédito, el envejecimiento de sus miembros y la desafección política de los jóvenes han mermado su influencia.
El reto de Gerardo es demostrar la “utilidad” de los CDR en una Cuba marcada por la crisis económica, la desconfianza ciudadana, el dolor de la represión entre quienes piensan diferente al gobierno y el descrédito de las instituciones socialistas.
Preguntas frecuentes sobre los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en Cuba
¿Cuál es el propósito actual de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en Cuba?
El propósito declarado de los CDR es defender la revolución cubana, operando a nivel barrial para fortalecer la estructura del régimen. Sin embargo, en la práctica, han funcionado históricamente como un mecanismo de vigilancia vecinal fomentando la delación y el control social, lo que ha generado rechazo entre la población.
¿Por qué Gerardo Hernández busca revitalizar los CDR en Cuba?
Gerardo Hernández ha lanzado un llamado a “revitalizar” los CDR para demostrar su utilidad en el contexto actual de Cuba. Busca recuperar el protagonismo de los CDR en los barrios, en medio de un notorio desgaste estructural y una creciente apatía ciudadana, especialmente entre los jóvenes que asocian a los CDR con el control social más que con la solidaridad comunitaria.
¿Cuáles son los desafíos que enfrentan los CDR en el contexto actual de Cuba?
Los CDR enfrentan un notable desgaste estructural, un déficit de cuadros y una creciente desafección ciudadana. Además, la organización debe lidiar con el descrédito, el envejecimiento de sus miembros y la desafección política de los jóvenes, lo que ha mermado su influencia en la sociedad cubana.
¿Cómo ha reaccionado la población cubana ante los intentos de revitalizar los CDR?
La reacción de la población cubana ante los intentos de revitalizar los CDR ha sido mayoritariamente de rechazo e indiferencia. Los ciudadanos perciben a los CDR como un aparato de vigilancia y control, y las estrategias de revitalización no han logrado contrarrestar el descrédito que arrastra la organización entre amplios sectores de la sociedad.
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