Un pequeño taller en San José de las Lajas, en Cuba, elabora artículos de plástico que vende a una empresa estatal.
La carestía es el mejor estímulo a la creatividad, asegura uno de los integrantes de este negocio familiar. “Realmente es difícil porque no existe un lugar donde uno pueda ir y comprar las piezas que necesitamos”, dice Onnis, técnico medio en Mecanización de Taller y el hijo de la emprendedora que inició esta actividad: "“Mi mamá le sabe a la mecánica. Ella y mi tío son los que han hecho casi todas las máquinas rústicas estas que ves”.
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