Hace apenas unos días la aerolínea norteamericana Delta Airlines fue tendencia mundial, no precisamente porque reanudara tras 55 años de interrupción sus viajes a Cuba, sino porque días antes en un vuelo con destino final la ciudad de Atlanta, un pasajero que subió a bordo de un avión propiedad de la aerolínea, comenzó a ofender sin ton ni son a los "simpatizantes de Hillary Clinton" durante varios minutos, justo después de abordar el vuelo.
El hecho, que provocó posteriormente el remborso del costo del pasaje a todos los pasajeros "molestados" por el "trumpista", motivó que la aerolinea le prohibiera a este último volar de por vida con Delta.
Pues bien, hace apenas unas horas otra pasajera de Delta protagonizó otro incidente, aunque esta vez no de tipo político.
La mujer subió al avión a pesar de no haber cumplido con los estándares del abordaje, y se negó a bajarse del mismo.
Al llegar la policía, la mujer se mantuvo firme en su propósito de no descender de la aeronave y entre intentos de convencimiento y forcejeo, la mujer se tiró al piso en señal de protesta.
Quizás intuyó que la policía no hallaría fácil el modo de levantarla del piso y sacarla del avión de esa manera, pero entonces ocurrió esto.
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