Le llaman “El callejón de los brujos”, y es eso mismo, un callejón sin salida de la favela de Petare (en Caracas), que diariamente acoge a un buen número de enfermos que tienen la esperanza de que curanderos y consultores espirituales sanen los males físicos que no ha podido resolver el sistema de salud de Venezuela, muy afectado por la escasez de medicamentos.
Cada día, decenas de pacientes esperan para que los curanderos les diagnostiquen sus males y les orienten una serie de rituales o pasos para curarse.
El "hermano guayanés", un espiritista entrevistado por EFE, asegura que estas intervenciones espirituales "se basan en equilibrar la energía" del paciente y añadió que las enfermedades "son alteraciones energéticas”.
Los enfermos que van al Callejón de los brujos creen firmemente en el poder curativo de las intervenciones espirituales que, por lo general, están acompañadas de pastillas de "medicina natural" y, eventualmente, de algunos analgésicos regulares.
La Federación Farmacéutica de Venezuela cifra en un 85% la escasez de medicamentos en el país sudamericano, aquejado desde hace meses por una grave crisis política, económica y social.
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