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De nuevo como en Cuba

Ante la llegada del huracán Irma en Westchester escasean tornillos para concreto, 'plywood' para las ventanas y hay colas desde las cinco de la mañana para comprar planchas, pero sólo venden cinco por persona.


Este artículo es de hace 6 años

El Home Depot de la calle 40 (“Bird Rd”), en el Westchester de Miami, hormiguea a reventar.

Westchester, una de las zonas con mayor concentración de cubanos en Estados Unidos, tiene una infraestructura frágil, sus viviendas y edificios han sobrevivido al tiempo sin ser apenas remodelados. Y por supuesto, sin estar preparados para ningún huracán. Mucho menos para Irma.

Familias enteras abarrotan estanterías en busca de lo que aparezca. A diferencia de los tiempos normales, donde Home Depot vende piezas con especificidad milimétrica y para infinita variedad de materiales, ahora no hay casi nada y se improvisa.

“Esto me recuerda a Cuba”, dice Joan Coro, un joven que no llega a los 10 meses en Estados Unidos, y a quien un empleado del lugar le explica cómo improvisar tornillos para concreto.

Y es que justamente eso, los tornillos para concreto, forman parte de lo más codiciado hoy en Miami. Ninguna ferretería los tiene, se han agotado. Junto con la madera, el plywood, y las planchas de metal, se han desabastecido de Home Depot, Lowe’s, y cuanta empresa minorista vende materiales de construcción en el sur de Florida.

Todos tienen ventanas o puertas de vidrio. Todos buscan materiales fuertes que protejan contra los vientos y contra las piedras, metales, árboles, todo lo que arrojen destructivamente los vientos huracanados de Irma.

El plywood se agotó ayer en la mayoría de las tiendas de mejoramiento del hogar. Hasta el jueves, se formaban filas desde las 5 am, cuando abrían los Home Depot y Lowe’s, para comprar las planchas.

Antes de poder acceder a la zona de maderas, los compradores deben “cazar” alguno de los carts de transporte para materiales pesados, tarea también de paciencia entre miles de personas con similares intenciones.

A media tarde de este jueves, los managers de estas tiendas dieron indicaciones de vender solo hasta 5 planchas por comprador.

Nuevamente, como en Cuba.

Pero también como en Cuba los compradores se ayudan entre ellos. Quienes conocen más de instalaciones, cortes, adaptaciones, improvisan pequeños talleres justo en las filas, y alrededor de ellos se agrupan los que nada saben, excepto que están en peligro y deben protegerse como sea. Quien pregunta cómo hacer algo siempre encuentra respuesta e instrucciones.

Afuera, quienes han comprado materiales grandes, pesados, y solo cuentan con autos familiares regulares, sedanes e incluso autos deportivos de dos puertas, ven cielo abierto con una legión de empleados que sudan a chorros y colocan las planchas de madera o metal en los techos de los vehículos y los amarran con sogas especiales.

Gratuitamente. Aunque todos les dejan propinas y abrazos. Sobre todo abrazos, el principal bien que tienen hoy para derrochar los miamenses angustiados por lo que viene.

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Ernesto Morales

Periodista de CiberCuba


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