Como todos los años por estas fechas, La Cabaña se abarrota de personas que no quieren perderse la Feria del Libro de La Habana.
La gran afluencia de público no responde, sin embargo, a los deseos de hacerse con los nuevos títulos publicados por las diversas casas editoriales que se suman al evento, sino a la motivación de participar en una alternativa más de ocio.
"La mayoría no lee y viene buscando otras cosas que no son libros" comenta una de las jóvenes acreditada en el evento.
Los cambios de dinámicas de ocio en el seno de la familia, y el incremento de las horas estando con tablets o juegos de ordenadores han terminando perjudicando los hábitos de lectura de los más jóvenes, considera en tal sentido otra.
Desde el Observatorio cubano del libro, por su parte, se constata que son más quienes asisten quieren pasar más un rato agradable que quienes acuden a comprar libros.
No son pocos, sin embargo, quienes, lejos de asumir con pesimismo esta nueva realidad, la toman como un reto donde el libro electrónico se convierte en protagonista y atraer a esos nuevos lectores "que son nativos digitales", la meta primordial.
Pero ¿es acaso esta tendencia exclusiva del entorno cubano? Si se lee menos y se ha perdido el hábito de lectura ¿dónde deberá colocarse la responsabilidad y a dónde deberán concentrarse los mayores esfuerzos? ¿dónde se forma y fomenta más el hábito de lectura? ¿en la casa o en la escuela?
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