Un grupo de casi 300 depredadores sexuales recibieron un ultimátum para que abandonaran el campamento en el que vivían, ubicado a lo largo de las vías del ferrocarril cerca de la intersección de la calle 71 del noroeste y la 36 Court en Hialeah, Miami.
Veinticinco de ellos ya se encuentran al oeste de Kendall y han comenzado a montar sus carpas. Los vecinos de la zona no están de acuerdo con esa decisión porque ven en ellos un peligro para la seguridad del área.
“No queremos a estas personas cerca de nosotros, de las familias y los niños pequeños”, dijo uno de los entrevistados por América TeVé.
“No aceptamos eso. Tenemos familias, hijos, escuelas centros de cuidados de niños y no es justo tener a estas personas cerca”, agregó.
Estos hombres, ex convictos por delitos de agresión sexual tenían como fecha límite del 6 de mayo para abandonar el campamento en Hialeah y aunque se negaron en un principio, no lograron que les permitieran mantenerse donde estaban.
Carlos A. Giménez, alcalde del Condado de Miami-Dade, envió una carta el pasado 21 de marzo en la que describía un plan para cerrar el campamento de delincuentes sexuales, muchos de ellos en libertad condicional.
Aunque la ley establece que estos asentamientos pueden autorizarse siempre que cumplan la distancia mínima de 2,500 pies de las escuelas, parques, y centros de cuidados de niños, las personas que habitan en el área terminan sintiéndose inseguros cuando ellos están.
De acuerdo a la información, todas estas personas llevan un grillete digital localizador en su tobillo y su nombre permanece en una lista pública durante toda la vida.
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