En poco menos de dos minutos, un vecino residente en La Lisa, en La Habana, sigue en bicicleta la estela de agua dejada por un enorme salidero ubicado a la altura de la calle 190, en el citado municipio habanero.
Estas imágenes fueron enviadas a CiberCuba como silenciosa protesta ante un mal vivir que ahoga a los residentes en la zona.
Baches, calles sin pavimentar, aceras rotas, esa es la realidad de una ciudad que, pese a sus afeites por su 500 aniversario de fundada en el venidero 2019, reclama algo más que arreglos superficiales y pide a gritos una intervención seria, barrio a barrio, para solventar el enorme listado de problemas dificulta la vida de quienes viven en los diferentes municipios de la capital cubana.
La realidad indica que, aunque la sequía agobió al Estado cubano durante más de dos años, se derrocha agua en miles de salideros a lo largo y ancho del territorio nacional. A ello se suma que, aunque las crecientes cifras de siniestralidad en Cuba ha devenido en preocupación para el Gobierno de la Isla, las carreteras secundarias de muchos municipios y poblados en todo el país coleccionan baches convertido en piscinas.
Estamos aquí, pues, ante poco menos de dos minutos de desconcertante y silenciosa crónica de una angustia descrita sin palabras.
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