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Descendientes asiáticos en Cuba sueñan con el regreso de los mejores años del Barrio Chino

Chinos de origen hay apenas 121 en toda Cuba.


Este artículo es de hace 4 años

Los cubanos descendientes de asiáticos que viven en el Barrio Chino de La Habana sueñan con recuperar la gloria pasada del barrio.

"Desde su creación, fue un barrio chino abierto que produjo esta mezcla entre los chinos y la población original del país", ha declarado a la agencia AFP, Teresa Maria Li, directora de la Casa de Artes Tradicionales de China.

No obstante, todavía en la asociación de ancianos de Lung Kong, los jubilados juegan mahjong, un juego de fichas típico de China.

Ellos son algunos de los pocos residentes en la Isla asiáticos de nacimiento. Sus descendientes se sienten cubanos, aunque muchos reconocen que defienden la raíz asiática de sus antepasados e, incluso, en algunos casos luchan por mantener vivas varias tradiciones.

María Teresa Montes de Oca Choy, profesora de historia asiática en la Universidad de La Habana, ha declarado a la citada agencia que en Cuba hay chinos de primera a quinta generaciones y que chinos de origen hay apenas 121 en todo el país.

Con tan pocas personas completamente chinas en Cuba, la profesora Montes de Oca admite que renovar un "barrio chino sin personas chinas" podría parecer raro, pero ella insiste en que muchos residentes en el barrio y especialmente los descendientes "se sienten orgullosos de haber tenido un barrio chino y les encantaría volver a hacerlo".

La primera ola de migración cantonesa llegó a Cuba en 1847 "para trabajar como 'coolies', trabajadores agrícolas que reemplazaron a los esclavos africanos en las plantaciones de azúcar".

Luego vinieron otros de California, que tenían dinero y huían de la discriminación. Ellos fueron los que construyeron un próspero barrio, que el escritor cubano Alejo Carpentier llamó "Ciudad Amarilla".

Sin embargo, en 1959 la ley de nacionalización de Fidel Castro afectó a los chinos, y el flujo migratorio asiático entró en crisis.

El Barrio Chino de La Habana llegó a ser uno de los más grandes de América Latina, pero desde hace varias décadas ha ido sumando deterioro pese a sucesivos intentos por rehabilitarlo.

El pórtico de entrada, inaugurado en 1999, fue financiado por el gobierno de la República Popular de China con materiales traídos desde ese país.

En el año 2016 el barrio se sometió a algunas obras parciales de rehabilitación, y en agosto el principal eje comercial-recreativo reabrió sus puertas tras un proceso de reparación.

Las edificaciones del Barrio Chino poseen un elevado valor patrimonial y urbanístico pero, tal como sucede con el resto de la capital cubana, padecen una profunda crisis de mantenimiento constructivo.

Desde finales del pasado año 2018, autoridades cubanas anunciaron la reanimación integral del Barrio Chino, con miras a fortalecer su potencial turístico y comercial ante el inminente aniversario 500 de la fundación de la capital, que se celebra en noviembre de este año.

Entre los cambios anunciados estaba el arreglo del alumbrado público, así como la reconstrucción de algunas aceras, parques y principales calles de la zona.

Según lo anunciado, las labores recuperación estarían acompañadas, además, del rescate de algunas tradiciones chinas como la cerámica y la farmacia.

(Foto: Yamil Lage/AFP)

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