En muchas recetas encontramos esa frase imperativa “aderezar con la vinagreta”. Seguramente conoces su significado, pero aquí te contamos algunos detalles técnicos que te pueden ser útiles para elaborar platos inolvidables, dominando únicamente el truco de la Vinagreta.
Origen de la Vinagreta
Vinagreta es una palabra que, como otras tantas de la cocina, proviene del francés. Pero esta receta es tan antigua que sus orígenes se pierden en el tiempo y no son exclusivos de la cocina francesa. Podemos ubicarla geográficamente en la zona mediterránea, donde pudo extenderse de una cultura a otra como medida sanitaria, para garantizar que los vegetales crudos pasaran un proceso antiséptico.
Esta salsa puede ser emulsionada o no. Su base es un líquido ácido, que suele ser vinagre como su nombre indica, aunque también puede usarse jugo de limón, naranja agria u otro cítrico. El elemento ácido se equilibra con uno graso, que suele ser aceite de oliva, o de girasol, una mayonesa, incluso un yogurt. Y para cerrar, un punto de sal.
La vinagreta es tan versátil que puede cumplir con casi todos los anhelos de los comensales. Por eso verás vinagretas con cebolla, con pimiento, con toques de ajo, con cebollinos, con anchoas, con mostaza, con todo mezclado, etc.
La receta básica de la vinagreta es de 3 partes de aceite, 1 parte de vinagre, sal y pimienta molida.
Pero son aceite y vinagre
La emulsión de la vinagreta es muy inestable. Sus componentes se separarán unos minutos después de estar en reposo. Por esto se recomienda usarla poco tiempo antes de presentar el plato.
Si vas a guardar la vinagreta que te sobró tras una elaboración, usa una botella pequeña que sea fácil de agitar. De esta manera cuando desees utilizarla solo tendrás que batirla rápidamente y estará a punto. Dura en la nevera hasta dos semanas. Pero ojo, si decides incorporarle los ingredientes de tu agrado no te despistes nunca, siempre revisa antes de usarla.
La Vinagreta es esa salsa que cubrirá el producto que has elegido comer. En su sabor y su estética estará tu estilo de cocina. Deja que brille, pero cuida que no deslumbre.
¡Buen apetito!
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