Tras las intensas lluvias llegan los derrumbes; esta es una máxima que tristemente saben los habaneros a fuerza de episodios que se repiten e historias que no cesan.
Las precipitaciones en el occidente cubano de las pasadas jornadas, tan necesarias para paliar la prolongada sequía que azota algunas de las zonas del país, han dejado en la capital cubana, sin embargo, al menos 17 derrumbes, entre parciales y totales. Afortunadamente, en estos casos no ha habido que lamentar pérdidas humanas.
Sin embargo, tras la tranquilidad inicial por no haber perdido la vida junto con la casa, comienza el calvario de quienes se encuentran a merced de lentos procesos burócraticos bien para acometer obras, bien para obtener los créditos bancarios para poder llevarlas a cabo -que podían haber evitado los derrumbes, bien para recibir una solución al gran problema de haberse quedado 'sin techo'.
Algunos de los afectados terminarán reubicados en albergues, otros rehusarán someterse a la falta de condiciones y privacidad de estos recintos y continuarán luchando por sus créditos, por los materiales y por seguir viviendo en una casa propia y 'decente'.
Las cifras oficiales sobre el estado de la vivienda en Cuba, por su parte, no dejan tampoco demasiado margen al optimismo pues según las autoridades cubanas el 39% del fondo habitacional -en torno a los 1.7 millones de viviendas- está en mal o regular estado. Durante el año 2015 se construyeron tan solo unas 23mil nuevas casas en Cuba, de ellas casi 10500 con esfuerzo propio.
Foto de Ismael Francisco. Tomada de Cubadebate
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