La periodista Yailin Orta Rivera ―miembro del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC)― ha sido nombrada recientemente como nueva directora del diario cubano “Juventud Rebelde”.
El pasado martes, una nota publicada en el propio periódico, confirmaba que la joven, que hasta ahora se desempeñaba como subdirectora editorial, había sustituido en el cargo a Marina Menéndez Quintero, quien pasaría a realizar otras "tareas periodísticas en la misma publicación", frase habitual para describir estos casos.
Imposible saber, por tanto, si la decisión es realmente una promoción a Yailin o una degradación de la hasta entonces directora.
Graduada de periodismo en el año 2006, Yailin Orta Rivera comentó en una entrevista ―en octubre del 2015― que los jóvenes debían tener "una presencia más sistemática en espacios de decisión, no sólo para que le impriman su audacia, su irreverencia, su mirada transgresora a las diferentes realidades noticiosas".
La periodista ha venido abogando, en diversos momentos, por satisfacer más las demandas del público lector.
La designación de Orta Rivera como nueva directora de Juventud Rebelde ocurre, además, en un momento delicado del periodismo cubano, pues recientemente han tenido lugar un par de episodios significativos: el primero de ellos las palabras de las subdirectora de Granma, Karina Marrón, en el VI Pleno de la UPEC, donde dejó declaraciones tan significativas como la siguiente:
"Yo, sinceramente creo que nosotros lo que tenemos que ver cuando los jóvenes se nos van de los medios, es que tenemos en los jóvenes la expresión de la sociedad que tenemos hoy, y es lo que decía Iramis: no podemos ver el asunto como un problema puramente económico, hay un problema profesional de fondo, porque esos jóvenes que eligieron la carrera de periodismo, no eligieron hacer propaganda, publicidad, no eligieron sencillamente quedarse callados y al margen porque si no hubieran escogido otra profesión".
Llamar al "pan pan y al vino vino" en el periodismo cubano es tan delicado que, según se comentó en su momento, la explosiva intervención de Karina habría movilizado a toda la oficialidad de la prensa en Cuba, e incluso también a la oficialidad política: a Miguel Diaz-Canel y al mismísimo Raúl Castro.
Las de Karina fueron unas palabras punzantes, agudas, incómodas, cuyo alcance le valieron recientemente el despido al joven periodista holguinero José Ramírez Pantoja, quien fue expulsado de su centro de trabajo (la radio holguinera) por haber publicado en su blog personal las palabras pronunciadas por la subdirectora de Granma.
Esa expulsión lo que hizo fue echar leña al fuego y ha causado cierto revuelo mediático, luego de una entrevista concedida al periodista uruguayo Fernando Ravsberg, en la cual quedaba al descubierto la pobre actitud del Órgano de Justicia Laboral de Base, y del Sindicato a la hora de apoyar a Ramírez.
Por tanto, en medio de un ambiente caldeado, en que diríamos aquello de "no está el horno para pastelitos", llega esta designación de Yailin Orta Rivera como directora de Juventud Rebelde, lo que parece formar parte de una estrategia para “refrescar” desde dentro, e intentar dar nuevos aires a lo que nuevos aires necesita: el periodismo cubano.
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