Un hombre de la provincia Ciego de Ávila, al centro de Cuba, tuvo que esperar diez horas para velar el cadáver de un familiar, debido a que la funeraria local no contaba con ataúdes por un supuesto déficit ante el ‘alza’ de fallecidos.
Según recoge el diario avileño Invasor en su sección Cartas Abiertas, a Leonardo Batista Gutiérrez, quien se disponía a velar a su familiar en la ciudad de Tamarindo (municipio de Florencia), se le informó que en la funeraria “no había cajas disponibles” y que debían esperar a que se trajeran de la vecina localidad de Morón.
“El día 27 de noviembre, un familiar muy allegado a mí, que se encontraba hospitalizado en Ciego de Ávila, sufrió una muerte repentina alrededor de las 6:20 am. Sus hijos decidieron no realizarle la necropsia y llevarlo para su casa en Tamarindo; ya sobre las 7:00 de la mañana se encontraba en la morgue para su traslado”, relató Batista Gutiérrez.
El hombre acudió a la funeraria El Clavel, donde le explicaron que “desde el momento en que llegara la caja, el trámite para su traslado era rápido, cuestión de minutos, pero no podían decir a qué hora podía estar aquí”.
“A las 9:50 am me dirigí a la Dirección Provincial de Comunales (…) me atendió una compañera, la responsable de Inversiones; además, entró un compañero que al explicarle llamó al administrador de la Fábrica de ataúdes de Morón. Al finalizar, me dijo: ‘ahora me ha metido un chip en el sistema y tendré que actuar’”.
Hay muchos fallecidos en Ciego de Ávila, por encima del plan
En ese preciso momento arribó al centro su director, que Batista identifica como “el compañero Luis” y quien le recalcó que no había cajas porque la funeraria había cerrado “un convenio con una empresa de Producciones Varias y no hicieron nada”.
“Hay muchos fallecidos en Ciego de Ávila, por encima del plan (la construcción de cajas abarca solo entre 16 y 18)”, alegó Luis, quien posteriormente llamó al director de la Fábrica de ataúdes de Morón. Este último este les informó que “ya estaban vistiendo las cajas y que las primeras eran para Ciego”.
Más tarde, la responsable de Inversiones le informó a Batista que “había hablado con Sancti Spíritus para ver si podían venderles unos ataúdes”.
Ante la solicitud para adquirir un camión y recoger el ataúd, Luis responde que el único que tiene estaba cargando madera en el aserrío para la Fábrica de ataúdes de Morón.
“Luis me comenta que el compañero de Morón había tenido que ir el domingo para la fábrica a hacer cuatro cajas con un familiar que sabe de tapicería porque no había”, narró el hombre, quien consideró la postura del directivo como una falta de control “porque no es posible que un administrador o director no sepa que hay falta de algo que es el único objeto social de su trabajo”.
Al ver pasadas las 12:00 meridiano y todavía sin respuestas, Batista Gutiérrez debió comunicarse con la oficina de Atención a la población del Gobierno Provincial, donde alrededor de la 1:20 pm una trabajadora le informó “que eso ya lo sabía todo el mundo y que estaban realizando gestiones”.
El avileño volvió a llamar a las 2:45 pm para ser notificado de que el féretro ya se había mandado a buscar a Jatibonico. “Finalmente a las 4:00 pm llegó el tan esperado ataúd, 10 horas después del fallecimiento de mi familiar”, indicó.
“Deben imaginarse durante todo ese tiempo los hijos y familiares que estaban esperando en Tamarindo lo que sufrieron”, concluyó Batista, quien espera -junto con la redacción del Invasor- una respuesta ipso facto por parte de la Dirección Provincial de Servicios Comunales.
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