Faltan seis días para que entren en vigor las reformas migratorias anunciadas por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, el 28 de octubre pasado, durante la clausura del IV Encuentro de Cubanos Residentes en Estados Unidos.
Una de las medidas más importantes es el levantamiento de la prohibición que impide que los cubanos que abandonan ilegalmente el país puedan regresar antes de que transcurran ocho años. Ahora podrán hacerlo todos, a excepción de los que salieron por la base naval de Guantánamo y los médicos y diplomáticos que desertaron de las misiones cubanas en el extranjero. Estas personas, según las autoridades la Isla, afectan a la "seguridad nacional".
También desde el próximo lunes 1 ro de enero podrán regresar a Cuba en embarcaciones de recreo los cubanos residentes en Estados Unidos (2,1 millones). Cuba autoriza que sus yates atraquen en la Marina Hemingway y en la Gaviota de Varadero. Sin embargo, el 10 de noviembre esta última apareció en la lista negra elaborada por la Adminsitración de Donald Trump para impedir que el dinero de los ciudadanos norteamericanos beneficie a instituciones militares, fuerzas de inteligencia o a la Seguridad del Estado cubana.
En tercer lugar se elimina la habilitación de pasaportes para viajar a Cuba. Con ello desaparecerá una especie de visado que se le exige a las personas que salieron de la Isla antes del 2013 o a los que salieron después, pero no regresaron ante de los dos años. Sólo se solicita una vez. La práctica ha demostrado que era un requisito innecesario que lo único que hacía era encarecer el pasaporte cubano, uno de los más caros del mundo.
Por último, desaparece el requisito de avecindamiento para los hijos de cubanos residentes en el exterior. Esta medida ha generado polémica porque en países como España muchos padres cubanos consiguen la residencia al ser tutores de un niño, que al no ser reconocido como cubano, recibe la nacionalidad española. Esta "ventaja" migratoria está vigente desde 1944 y ahora se pierde.
En su momento, el canciller Bruno Rodríguez, dijo que las cuatro nuevas medidas podrían beneficiar a unos 800.000 emigrados cubanos. Aún está por ver cómo se desarrollará cada una de ellas porque la ley que recoge los cambios no ha sido publicada en la Gaceta Oficial de Cuba.
El Gobierno de Raúl Castro dijo que adoptaba todas estas medidas como una forma de abrirse a Estados Unidos, en el momento en que la Administración Trump decidió retirar el 60% de su personal diplomático de La Habana, debido a ataques acústicos que asegura que sufrieron 24 funcionarios norteamericanos destinados en la Isla.
El 29 de septiembre pasado marcó un antes y un después en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. El 10 de noviembre la tensión entre los dos países se elevó con la publicación de la lista negra de Trump en la que se han incluido desde los refrescos Tropicola o Cachito hasta el Ron Caney t visitar La Maison de La Habana, por ejemplo.
La abogada experta en Inmigración, Grisel Ybarra, comentó en su momento a CiberCuba que las medidas de Trump sólo buscan intimidar a los cubanos residentes en Estados Unidos para que no viajen a la Isla por temor a no poder optar a la ciudadanía.
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