Quizá Lázaro Alonso fue el prospecto más subestimado de la promoción de talento cubano en 2016. El pinareño firmó un bono de $ 100.000 dólares con los Marlins de Miami, lo cual significó una ganga para lo que realmente puede hacer en el terreno. De todas formas, el pelotero hace al bono y no el bono al pelotero.
Eso, lo ha confirmado en el empezar de temporada en las menores con la sucursal de Greensboro Grasshoppers, nivel de Clase-A media.
Alonso, un slugger con potencia de contacto y poder, añadido a su entendimiento y disciplina en home, ha comenzado con cara de pocos amigos ante los lanzadores de la South Atlantic League. El zurdo de 23 años ha conectado tres bambinazos en cinco partidos, además de average de .609 (23-14), tres dobles y ocho empujadas.
De continuar con este ritmo no demorará mucho en los niveles bajos de las menores, sobre todo en una franquicia con debilitado sistema de granjas y urgida del renacimiento de talento. Su situación es más que provechosa y favorable, quizá con estos batazos haga entrar en razón a quienes lo dejaron fuera de la lista de los 30 prospectos de los Marlins en MLB Pipeline. No tengo dudas que seguirá rompiendo paredes.
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