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Héroe o Terrorista, Luchador o Asesino: Luis Posada Carriles, el último gran símbolo del anticastrismo de Miami

Murió con la misma edad de Fidel Castro, poco más de tres meses después de cumplir los 90 años, también como Fidel Castro.

Luis Posada Carriles en un acto político en Miami © REUTERS/Carlos Barria
Luis Posada Carriles en un acto político en Miami Foto © REUTERS/Carlos Barria

Este artículo es de hace 5 años

“Yo estuve muy cerca de él, sí. No puedo decirte qué tipo de atención médica recibió de mí, pero sí estuve con él. Y me fue raro, lo confieso”, así nos cuenta bajo evidente condición de anonimato una de las enfermeras que atendió a Luis Posada Carriles en uno de sus últimos ingresos hospitalarios.

Era 2016 y Posada yacía entubado en un hospital para veteranos de Estados Unidos, uno de los escasos privilegios de que pudo disfrutar en sus últimos años de vida gracias a su condición de agente retirado de la CIA.

“Me resultaba imposible dejar de pensar en aquellas esgrimistas, yo crecí en un barrio donde dos de mis vecinas perdieron a la hermana mayor en el avión de Barbados. Pero al mismo tiempo yo debía sustraerme de todo eso y hacer mi trabajo, que era intentar extenderle la vida a un anciano enfermo, por más que mi psiquis no se sintiera a gusto con él”.

Ahora que Luis Posada Carriles ha muerto en Miami, toda la mitología alrededor de su nombre y su símbolo vuelve a revolotear a ambos lados de las orillas: solo Fidel Castro provoca entre los hijos de Cuba reacciones y criterios más ferozmente encontrados.

“Para mí no hay dudas, fue un héroe consecuente con sus ansias de libertad para Cuba, y si de algo pueden acusarlo algunos es de haber llevado la lucha por esa libertad a los extremos”, dice a CiberCuba Lilo Vilaplana, director de cine y documentalista que dedicó un capítulo de la serie “Leyendas del Exilio” a Luis Posada Carriles.

A los extremos que indirectamente Vilaplana hace referencia es a las múltiples acusaciones de terrorismo que se ha llevado Posada a la tumba.

“En mis entrevistas con él, me contó historias muy diferentes de las que nos contaron en Cuba -afirma Vilaplana- La maquinaria del castrismo lo identificó siempre a él como la gran bestia negra, porque fue un enemigo incansable de la dictadura. Pero no fue el terrorista despiadado que nos han querido vender. De hecho lo recordaré como un hombre divertido, con tremendo sentido del humor”.

Para el abogado y productor de televisión en Miami, Camilo Loret de Mola, ese sentido del humor le fue muy evidente cuando, durante aquel grave ingreso en 2016, él visitó a Posada Carriles en su cama de hospital.

“Lo recuerdo reírse a carcajadas, lleno de cables y sueros, cuando le enseñé una noticia donde Nicolás Maduro lo acusaba de estar conspirando para desembarcar en Venezuela con cientos de hombres para derrocar su gobierno. Me dijo: “No puedo ni subirme a esta cama yo solo, voy a coger un fusil para irme a la guerra otra vez”.

Según Loret de Mola, Posada Carriles fue un sujeto tan controversial como inconsistente en sus declaraciones:

“En 1998 él me confesó a mí, en persona, que él estuvo físicamente con los explosivos que se detonaron en varios hoteles de La Habana un año antes, en 1997. Me lo confirmó, sin medias tintas. Y después en Miami me lo negó y me dijo que nunca había dicho eso.”

Tanto Otto René Rodríguez Llerena como Raúl Ernesto Cruz León, los dos responsables por la ejecución de esos atentados con bomba en los hoteles Meliá Cohíba, Copacabana y en la Bodeguita del Medio, confesaron que el plan maestro lo dirigió y supervisó Posada.

Pero el gran parteaguas, la eterna manzana de la discordia sigue siendo el vuelo CU-455 de Cubana de Aviación, que en 1976 explotó cuando se dirigía de Barbados a Jamaica con 73 personas a bordo. Todos murieron. De esos, 57 eran cubanos, incluido el equipo nacional femenino de esgrima..

Las autoridades venezolanas arrestaron a Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, y los responsabilizaron con planear el atentado desde Caracas. Cuando había cumplido 8 de los 20 años de su condena, Posada logró escapar de prisión. Desde entonces Cuba reclamó su extradición a Estados Unidos.

“Esa es la historia que ha contado el castrismo durante décadas, la historia que han falseado sus enemigos para desacreditarlo”, dice Orlando Gutiérrez, secretario del Directorio Democrático Cubano en Miami. “La única verdad es que ese hombre luchó toda su vida contra el comunismo dentro y fuera de Cuba. Su muerte nos priva de un símbolo muy fuerte a los cubanos que soñamos con una Cuba democrática y libre”.

En el célebre restaurante Versailles de Miami, muy poco hacía entrever algún tipo de conmoción local por el deceso de Posada Carriles. La biología ha ido menguando también a la generación histórica del exilio, y la mayoría de los cubanos que pasan por la ventana del restaurante en busca del famoso cortadito hablan también con recelo o división sobre el último gran anticastrista: “No mató a un solo comunista importante. Todos los Castro salieron ilesos de las balas o las bombas de Posada Carriles, que alguien me explique entonces de qué fue héroe ese hombre…”, dice Luis Ulises Bencomo, joven de 27 años nacido en la misma Pequeña Habana, de padres cubanos.

“Cuando los enemigos se mueren es hora de pasar página y enterrar su recuerdo”, nos dice Max Lesnik, compañero generacional de Posada Carriles y enemigo ideológico a muerte. Lesnik, que a pesar de residir hace décadas en Miami tiene amplia cercanía con el gobierno cubano y fue amigo personal de Fidel Castro, ha escrito hoy un texto donde metafóricamente dice que Posada fue hijo del diablo. “Miami será mejor ahora sin él, aunque paradójicamente su muerte fortalece ahora al anticastrismo que debió cargar con sus crímenes a cuestas durante tantos años.”

La controversia sobre este hombre llegó a otro nivel en 2009, cuando la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos desclasificó documentos de la CIA donde se revelaba que Posada Carriles espió a grupos del exilio e informaba de sus planes violentos a la inteligencia estadounidense.

Desde este miércoles, demasiados carteles y gigantografías pidiendo su extradición deberán ser desmontados en La Habana. Murió con la misma edad de Fidel Castro, poco más de tres meses después de cumplir los 90 años, también como Fidel Castro.

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Ernesto Morales

Periodista de CiberCuba


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