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Antiguos represores del régimen cubano han mentido a Inmigración para poder residir en Estados Unidos, según la FHRC

Muchas víctimas de exrepresores son las que alertan a las autoridades. No importa cuando se descubre la mentira: el fraude nunca caduca.

Acto de repudio a las Damas de Blanco en Cuba. © CiberCuba
Acto de repudio a las Damas de Blanco en Cuba. Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) dará a conocer este jueves los nombres de dos antiguos represores del régimen cubano que viven actualmente en Estados Unidos.

Juan Antonio Blanco, director de la FHRC, ha explicado que si estas personas residen en ese país, es porque necesariamente han mentido al responder a las preguntas que realiza el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos a los solicitantes de visas, residencia permanente o ciudadanía.

Acerca del tema, Martí Noticias conversó con el abogado de inmigración Willy Allen, quien es además colaborador de la Fundación.

“Su fraude no caduca nunca”, explicó el experto, quien citó como ejemplo el de Reinaldo Peguero, un exmiembro del gobierno provincial de Pinar del Río, quien hace tres años fue descubierto en Florida por la cadena Telemundo, gracias a la denuncia de una de sus víctimas en la Isla.

Según el canal de televisión, Peguero había entrado a Estados Unidos por la frontera con México y estaba a punto de obtener la residencia gracias a la Ley de Ajuste Cubano.

Ahora se sabe que en Cuba se adueñó ilegalmente de una vivienda ajena y que participó en la muerte de unos jóvenes que intentaban huir del país en una embarcación.

En opinión del abogado de inmigración Willy Allen, Peguero también que haber engañado a las autoridades estadounidenses.

“Las preguntas están en ambos formularios, en el I-485, que es la aplicación para la residencia, que ahora son casi 18 páginas y hace preguntas muy específicas sobre el comportamiento de las personas fuera de Estados Unidos, y de las nuevas aplicaciones para la ciudadanía, la N-400, que también tiene preguntas muy específicas sobre la participación en actividades antes de venir a Estados Unidos. Y son preguntas que se toman en serio”, explicó.

Las interrogantes indagan acerca de la pertenencia al Partido Comunista, la participación en actividades de genocidio, tortura o muerte de alguien; así como la persecución de alguna persona por su raza, religión, opinión política o pertenencia a algún grupo social.

Además, se pregunta si la persona fue miembro o ayudó con grupos que incluyen unidades militares, de la policía, de autodefensa, milicias y Brigadas de Respuesta Rápida, entre otros.

“Puede ser un poquito más difícil que te descubran, pero nosotros hemos recibido (…) quejas y llamadas que nos informan sobre personas que ya están en los Estados Unidos y que participaron en actos de repudio contra aquellas que nos estaban informando”, añadió el especialista.

Explicó Allen que en Estados Unidos mentir en una entrevista de Inmigración puede llevar a ser declarado “inadmisible” a la persona, con lo cual su estatus migratorio legal es revocado. Después, es deportado a su país de origen.

“No importa cuándo te descubran la mentira, el fraude nunca caduca para Inmigración”, puntualizó. Pero en dependencia de la magnitud de la mentira, el transgresor puede sufrir otras consecuencias más graves.

Allen recordó el caso de “El enfermero”, un cubano que trabajaba en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, donde administraba electroshocks a los opositores al régimen.

En los años 80 emigró a Miami, donde residían muchas de sus víctimas. Fue juzgado por mentir a los oficiales del entonces Servicio de Inmigración y Naturalización en Miami acerca de su pasado. Su ciudadanía fue revocada y fue multado y sancionado cinco años de prisión, que no cumplió porque murió.

En la mayoría de estos casos son las propias víctimas quienes identifican a sus represores y alertan a las autoridades. Pero hay que comprobar cada denuncia.

“Muchos lo que hacen es llamar a reporteros locales que conocen: ‘¡Mira a quién acabo de ver trabajando en el Winn-Dixie!’. Pero lo que nosotros hacemos y lo que hemos hecho con Juan Antonio Blanco es pedir cierta declaración jurada de quien hace la acusación, de cuándo y cómo vio a la persona…”, dijo Allen.

“Yo nunca he transmitido una información sin que aquel que acusa no me haya dado una declaración jurada con detalles específicos, de cuándo y cómo conoció a esta persona, qué es lo que sabe directamente -no lo que le dijo un primo o un amigo- y que me asegure que está dispuesto a levantar la mano derecha ante un tribunal o ante un agente del FBI o del DHS y repetir la verdad. De lo contrario, yo la información la archivo para un futuro”, aclaró.

“No creo en cacería de brujas ni en acusaciones falsas, pero sí creo en la justicia (…). Y no estoy en la posición de permitir que personas que participaron, ayudaron e hicieron que ese gobierno maltratara, abusara y robara al pueblo cubano, vengan a retirarse a Miami ‘a costillas’ de lo que las personas que ellos usaron y destruyeron han creado en Miami, a recibir ayuda económica de lo que yo he pagado en impuestos en 45 años trabajando”.

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