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El Mundial que yo veo: Steven Seagal no juega al fútbol

A mi juicio, demasiado navegó Argentina ante esta Francia. La superioridad era alarmante, y Messi, que es humano, no podía equilibrar esa balanza.

Argentina y Francia © Facebook / FIFA World Cup
Argentina y Francia Foto © Facebook / FIFA World Cup

Este artículo es de hace 5 años

Cada cual entiende el fútbol –y el Mundial- como le viene en ganas. Es un derecho que nos asiste a todos. Esta columna sintetiza mis impresiones de cada jornada en la fiesta mayor del deporte más hermoso del mundo.

La jornada

A veces va David contra Goliat y de todas maneras hay criterios divididos sobre el desenlace del combate: es el caso del Francia-Argentina. Olvidemos la historia fraguada hasta hoy por ambas partes, y miremos al campo con los ojos de la objetividad.

De un lado, Les Bleus, jóvenes y ambiciosos, con un medio campo robusto y una línea de ataque capaz de exigirle al mejor Usain Bolt. Llenos de calidad individual, futbolistas curtidos en ligas de máximo esplendor y dotados de recursos variadísimos para llegar al gol.

Del otro, la albiceleste, un mar de despropósitos desde las decisiones técnicas hasta el trabajo de sus metas, pasando por el mal pie de varios elementos, la lentitud de sus hombres del fondo y la falta de dinamismo para darle circulación a la pelota.

Lo que pasa es aquí se trataba de un David con metralleta (léase Lio Messi), y eso hacía repensarse las cosas a los apostadores. Porque nunca jamás hubo en el fútbol un equipo más dependiente del acierto de uno solo de sus elementos. Nunca se habló de un candidato tan distante de ser un candidato si no fuera por un solo jugador.

Goliat enseñó sus armas muy temprano. Cuando aún no había pasado un cuarto de hora, ya la velocidad de Kylian Mbappé se solazaba con la zaga argentina para propiciar la primera oportunidad gala (Griezmann sacudió el travesaño tras el cobro de un libre) y también el primer gol (vía penal, cobrado exitosamente por el propio delantero del Atlético).

Sin embargo, la diana tempranera tuvo un pernicioso efecto sedante en los franceses. Con el rival contra las cuerdas, el equipo dejó de tirar golpes y comenzó a hacer fintas, más preocupado por lucir que por noquear. Su confianza rayaba en la autosuficiencia hasta el punto de que esperaba atrás, recuperaba sin aspavientos y salía con una displicencia exasperante.

Argentina estaba siendo humillada. Vagaba por el campo sin cabeza, con Messi atorado en los tentáculos de Kanté (el Toni Kroos de la final de Brasil 2014) y haciendo gala de una posesión más egoísta que inquietante.

Pero el deporte sabe de reacciones imprevistas. Al final del primer tiempo, el relajamiento les pasó factura a los azules cuando sus marcadores dejaron completamente solo a Di María en la frontal del área, y El Fideo firmó su primera acción de mérito en todo el campeonato con un tiro que se clavó en la escuadra gala.

Ahí no paró la cosa. Apenas se iniciaba el complementario y Messi disparó a la meta de Lloris, Mercado desvió la trayectoria del balón con una sutileza inesperada y los sudamericanos asumieron la vanguardia en el score.

La cercanía del naufragio aguijoneó a los europeos, que pusieron una marcha más y con eso les bató para marcar tres veces en unos diez minutos. Fazio (que ingresó en la segunda mitad) llegaba tarde siempre, Armani vivía sembrado bajo el arco, y Pavard y Mbappé –este en dos ocasiones- dictaron sentencia en la pizarra.

La tardía anotación del Kun Agüero (asistido por Messi) no hizo otra cosa que decorar el marcador. A mi juicio, demasiado navegó Argentina ante esta Francia. La superioridad era alarmante, y Messi, que es humano, no podía equilibrar esa balanza. Si alguien quiere que un solo hombre pelee contra once y los derrote, que vea a Steven Seagal.

El gol

La bomba que soltó Pavard no solo fue tremenda, sino también oportunísima.

El equipo

Francia, autoritaria cada vez que quiso serlo.

La individualidad

Mbappé dio un recital.

El fiasco

La defensa argentina es, lo repito, un flan.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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