Increíble pero cierto: Vender las pieles de algunos animales sacrificados se encuentra dentro las actividades económicas que desarrollará el conocido Zoológico de 26, de La Habana, en aras de poder sostenerse económicamente.
El inaudito planteamiento fue vertido por el director comercial de ese parque, en la revista de opinión Libre Acceso, del Canal Habana, un espacio que en su emisión de este miércoles pretendió motivar a los televidentes a recorrer las áreas de la octogenaria institución, pero que no pudo disimular el profundo abandono que ahora mismo caracteriza al zoo habanero.
Frente a las cámaras, Lázaro Luis Balido Perdomo, hizo malabares discursivos durante 10 minutos de entrevista tratando de convencer a la teleaudiencia de que en el parque se apreciaban progresos significativos, como las labores constructivas que se ejecutan ahora mismo, y la compra de un mobiliario gastronómico nuevo.
Al final de su intervención refirió la decisión de comercializar las pieles de los animales sacrificados, con el objetivo de hacer frente a los desafíos económicos que enfrenta el zoológico.
"Tenemos otras opciones económicas que nos van a viabilizar o a reforzar nuestras defensas económicas, como el tema de los desechos de los animales que se sacrifican para alimentar a los felinos y otros animales, poder vender a empresas que comercializan el cuero, etc, las pieles y eso beneficiará en un tanto más la reicorporación de material financiero", argumentó el director comercial.
Por su parte Coralia León, directora de bienestar animal, pidió comprensión a las familias que visitan el lugar, pues según explicó resulta bien caro mantener las 96 especies y 825 ejemplares con los que ahora mismo dispone el parque.
“El público no tiene ni remota idea de lo que nos cuesta mantener las especies, económicamente hablando. Por ejemplo, un león come de 6 a 10 kilogramos de carne al día, y tenemos 7 ejemplares, así que saque la cuenta de cuánto nos puede costar esta sola especie”, reflexionó la especialista, quien manifestó además que existen irregularidades en cuanto a la disponibilidad de medicamentos.
Una buena parte de los visitantes entrevistados por Libre Acceso señalaron la desatención y falta de higiene en los fosos y jaulas, desde donde se percibe el hedor de los alimentos descompuestos, y lo que, junto a la deficiente recogida de desechos sólidos, produce una atmósfera nauseabunda en el lugar, según dijeron algunos.
Otros entrevistados elogiaron la venta de un módulo de confituras para los niños con edades comprendidas entre los 2 y los 12 años de edad; aunque se mostraron inconformes con la larga cola que era preciso hacer para adquirir una de esas bolsitas de golosinas, con un precio de 22 pesos. “Llevo una hora aquí y mira la cola como está”, señaló una de las madres que aún no había podido realizar el paseo previsto.
Ante la estrecha oferta gastronómica, y el profundo abandono que pudo apreciarse en los columpios, carruseles y demás artefactos mecánicos, el favoritismo se lo llevan los castillos inflables y demás ofertas de los 51 cuentapropistas autorizados a trabajar en el lugar. Pero los precios de estos últimos son excesivamente altos para la mayoría de los padres, explicaron en Libre Acceso.
A pesar de todos esos señalamientos, y quizás por la escasa variedad de opciones recreativas, aproximadamente unos 5 mil visitantes llegan cada día hasta el zoológico de 26, en la capital cubana.
Es para elevar la satisfacción de ellos que los administradores del parque estudian varias alternativas, entre las que se incluye la venta de pieles de los animales sacrificados.
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