El actor, empresario y político republicano Arnold Schwarzenegger criticó fuertemente al presidente Donald Trump y calificó de “vergonzosa” su actuación en la primera reunión cumbre con el mandatario ruso Vladimir Putin.
En un video de Twitter, que acumula más de 1.22 millones de vistas a menos de 24 horas, el ex Gobernador de California arremetió contra Trump, a quien llamó “fideo mojado” y “pequeño fan” de Putin.
"Ha sido vergonzoso. Estabas allí como un pequeño fideo mojado, como un pequeño fan. Yo me preguntaba: ¿cuándo le pedirás un autógrafo, una 'selfie' o algo así?", dijo este lunes el famoso protagonista de Terminator.
El actor, que ha criticado al mandatario estadounidense en disímiles ocasiones, también acusó a Trump de haber "vendido" con su comportamiento en Rusia a los servicios de inteligencia de EE.UU., su sistema de justicia y todo el país en general.
“¿Qué te pasa? ¿Dónde estaban las palabras y la fuerza de Ronald Reagan cuando en el Muro de Berlín dijo ‘señor Gorbachov, derribw este muro"?’, comentó Schwarzenegger visiblemente disgustado.
Con 4.25 millones de seguidores en Twitter, el exgobernador no ha sido el único que se ha mostrado desconforme con la actuación de Trump. También la estrella de Capitán América, Chris Evans, dijo sentirse ofendido por el gobernante en la misma plataforma.
“No sé ni qué decir hoy. Ha sido una vergüenza total. Vergüenza para todos los que ignoran la intervención rusa en nuestra democracia por solo por el bienestar político de Trump. Una derrota total”, dijo el actor.
Evans llamó a Trump “idiota, marioneta, cobarde” y lo acusó de defender a Putin “por encima de nuestras propias agencias de inteligencia. ¡En un escenario mundial! ¡Basándose únicamente en la palabra de Putin!”.
Según recoge la agencia Reuters, los elogios de la elite rusa por el comportamiento de Putin en la cumbre contrastaron drásticamente con las reacciones en Washington, donde el gobernante Partido Republicano acusó al presidente Donald Trump de no enfrentar de la forma adecuada al líder ruso.
La atención mediática se centró sobre todo en el simbolismo de que el líder de la mayor potencia del mundo estuviera sentado mano a mano con Putin tras cuatro años de aislamiento internacional desencadenado por la anexión de la región ucraniana de Crimea en 2014.
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