Cuba sigue sin poder asumir el reto de garantizar a todos los jóvenes trabajos que incentiven su incorporación laboral. Los que se quedan descolgados, el sistema los etiqueta como "desvinculados". En estas estadísticas no entran quienes no trabajan, pero tampoco se meten en líos.
Los que se matriculan en la universidad o en los cursos de superación salen automáticamente de las listas negras. “Sigo estudiando porque es la única forma de que me saquen el pie. El trabajador social me salía hasta en la sopa para que yo aunque sea terminara mi doce grado", comenta uno de ellos a Cubanet.
Yamila Nodal tiene 19 años y decidió que tras acabar el 12 grado no iba a estudiar más. Su papá le tiene puesta una reclamación y ella lo que quiere es irse de Cuba. Pero hasta de su CDR fueron a su casa a advertirle de que estaba cometiendo un error.
Mientras las estadísticas oficiales maquillan el problema, los trabajadores sociales manejan otros números de "desvinculados". Así, por ejemplo, los datos oficiales hablan de 2.000 jóvenes sin vinculación laboral en la provincia Granma. Los trabajadores sociales, por su parte, estiman que rondan los 37.000, según Cubanet.
Sectores como la agricultura podrían dar trabajo a todos los desvinculados del país. El problema está en convencer a un joven de que el único futuro que puede darle el Gobierno cubano pasa por trabajar la tierra.
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