Cumplió ocho meses de prisión en una granja a las afueras de Bayamo, Granma, por vender Constituciones de la República de Cuba. Hoy se gana la vida vendiendo Proyectos de Constitución a dos pesos cada uno. Ha pedido mantener su nombre real bajo el anonimato por razones obvias.
“Desde que salieron los tabloides esos yo sabía que la gente los iba a perseguir porque está el chisme de que ahí dirán qué traerá de nuevo la Constitución esa que se han inventado ellos, y todo el mundo quiere estar arriba de la bola” dice a CiberCuba este joven, que ha hecho del Parque Céspedes, en Bayamo, su nuevo centro laboral.
Los tabloides con el nuevo Proyecto de Constitución comenzaron a venderse por todo el país desde el 31 de julio último, aunque a las provincias orientales llegaron el pasado día 3 de agosto. Los venden a un peso en moneda nacional. Los revendedores duplican el precio.
En Bayamo, como en casi todas las ciudades cabeceras provinciales, el sitio elegido para vender los Proyectos de Constitución fue la oficina central de Correos de Cuba, donde los clientes se amontonan para pagar facturas eléctricas, enviar paquetería o cartas y reclamar interminables deficiencias con envíos previos.
Las colas para comprar los Proyectos de Constitución han generado el negocio de este bayamés.
“Yo le huyo a la policía, claro está, y eso que solo le subo un peso a los tabloides”, confiesa. “Al principio nos vendían los que quisiéramos pero desde el sábado pusieron la norma de que solo son 5 Proyectos de Constitución por persona. Tengo que traer a mi mamá y a algunos vecinos para que me compren más. Se meten en todo. Como si esos tabloides sirvieran para algo más que para venderlos”.
Desde el sábado pusieron la norma de que solo son 5 Proyectos de Constitución por persona. Tengo que traer a mi mamá y a algunos vecinos para que me compren más. Se meten en todo. Como si esos tabloides sirvieran para algo más que para venderlos
La ironía en su caso es mordaz: su causa fue dirimida en el Tribunal Provincial de Granma el 12 de enero de 2011, acusado del delito de acaparamiento. Le encontraron diecinueve bolsas de yogurt de soya de fresa y una caja de cartón con veinte Constituciones de la República. Las Constituciones las regalaba, le habían llegado por un partido opositor clandestino. El yogurt lo vendía.
“En el juicio el Fiscal evitaba todo el tiempo hablar de las Constituciones, hacían como que no me estaban juzgando por eso. Pero en el acta de la sanción por acaparamiento ilícito decía así como te cuento, veintinueve bolsas de yogurt de soya, sabor fresa, y veinte Constituciones de la República”.
Como él, otros intentan sacar tajada del interés -o el stress- que genera entre los cubanos el nuevo Proyecto de Constitución. Luego de comprarlos en la oficina de correos los llevan a parques e, incluso, a centros de trabajo. Lo que hacen es ilegal y podrían ser detenidos por acaparamiento de Proyectos de Constitución.
La venta de los tabloides ha ganado presencia en los informativos de los telecentros provinciales que, fieles a la política gubernamental, la alaban como un signo de democracia participativa, sin especificar muy bien por qué.
De momento para algo sirve: para generar empleos momentáneos como el de este cubano y sus colegas de reventa.
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