La tasa de mortalidad infantil en la capital es de 5.22 defunciones por cada 1.000 nacidos vivos, cifra superior a la que ostenta el resto del país, por debajo de 4.
Estas cifras contrastan con los resultados a nivel nacional alcanzados en los cinco primeros meses del año, cuando Cuba registró una tasa de 3.9 por cada mil nacidos vivos, la más baja de su historia.
El doctor Liván Javier Sánchez Espinosa, jefe del Programa Materno Infantil (PAMI) en La Habana, reveló al periódico Tribuna que la principal causa de muerte son las malformaciones, sobre todo en aquellos embarazos de madres muy jóvenes o de edades avanzadas.
No obstante, el experto aclaró que actualmente no se puede hablar de una edad límite, pues hay jóvenes de 20 años asmáticas, epilépticas y cardiópatas, y mujeres mayores de 40 años en perfecto estado.
“Cualquier momento es óptimo para lograr un embarazo pero nosotros debemos preparar a las mujeres para esta tarea. Antiguamente existía el mito de que 35 años era el límite para gestar debido a los problemas aparejados al estado físico y psicológico de una edad madura; mas nuestra población va hacia el envejecimiento, la mujer ha alcanzado su independencia intelectual y profesional plena y ha decidido crear condiciones sólidas para enfrentarse a la maternidad”, señaló.
La situación no es la misma en todos los municipios. Playa es el único que presume de no tener ningún deceso, mientras que Marianao y Regla son los peores.
Sánchez Espinosa destacó el rol del médico de la familia, incluyendo en esta figura al personal clínico, enfermeros, trabajadores sociales, estomatólogos, obstetras, psicólogos y pediatras.
La mortalidad infantil expresa el número de defunciones de niños en una población de cada mil nacimientos vivos, durante el primer año de su vida.
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