La Farmacia Campa, ubicada en el boulevard de Santa Clara, exhibe en sus vidrieras curiosos carteles publicitarios que contrastan con sus estantes vacíos.
El establecimiento, que data de la segunda década del siglo pasado, fue sometido recientemente a una reconstrucción total que le restituyó la apariencia de aquellos años.
Lo que no logró fue devolverle los medicamentos que hace meses desaparecieron de sus anaqueles.
Cigarrillos balsámicos contra el asma, Corifina que alivia la ronquera, Limonada purgante o Geniol para quitar el resfriado, son los productos, desconocidos para la gran mayoría, que se anuncian en publicaciones originales de la época republicana y que han llamado la atención de muchos.
“Bonito, muy bonito, pero siguen perdidas una pila de cosas”, se quejó un anciano en la cola para comprar medicamentos.
“Esto lo que parece es un museo”, señaló otra mujer.
Según el sitio web Cubanet, el local exhibe variadas vasijas de uso químico junto a los letreros promocionales, algunos en francés o alemán.
La restauración de la Farmacia Campa, una de las más antiguas de la ciudad, costó casi 170.000 dólares.
La edificación mostraba severos daños causados por la humedad en la fachada y en su interior, y su remozamiento incluyó meticulosos trabajos de arte en su mueblería de madera y en sus vitrinas exteriores, tarea que corrió a cargo del Fondo Cubano de Bienes Culturales.
Sin embargo, de nada le vale a la población un local restaurado a la usanza de antaño, con una propaganda llamativa, si lo más importante, los medicamentos, los de otras épocas y los de ahora, brillan por su ausencia.
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