Desde hace más de una semana en la ciudad de Santa Clara desaparecieron las hamburguesas.
Ante la escasez de soya los directivos de la empresa cárnica de la provincia decidieron paralizar la producción y, por consiguiente, se interrumpió la comercialización de ese alimento que constituye el plato fuerte del día para un número considerable de familias pobres.
Gonzalo Carvajal, quien fue presentado por la emisora santaclareña CMHW como el director de la industria cárnica en la provincia, explicó que desde finales del primer semestre no se reciben suministros de soya, un componente básico, dado su empleo como aglutinante y extensor en la elaboración de las mencionadas hamburguesas.
“En este momento no tenemos noticias de que se vaya a solucionar la crisis a corto plazo, y es por ello que nos veremos obligados a vender hamburguesas y picadillo sin soya”, se lamentó el directivo durante la entrevista radial de hoy martes.
En este momento no tenemos noticias de que se vaya a solucionar la crisis a corto plazo, y es por ello que nos veremos obligados a vender hamburguesas y picadillo sin soya
Según explicó, en la formulación de la hamburguesa que tradicionalmente se expende en las cafeterías del estado existe un 12% de texturizado de soya, que además de ser un sucedáneo y aumentar la mezcla proteica, contribuye igualmente a que no se desintegre la masa.
No obstante, dijo que en estos momentos innovan y evalúan alternativas a puertas cerradas con las autoridades del comercio, para ver qué le añaden a la formulación.
“Estamos trabajando nuevas formulaciones para sustituir la soya por carne. Quizás le pongamos un nivel de harina desgrasada, también algo de MDM (pollo deshuesado mecánicamente) y grasa, como materia prima fundamental, sustituyendo así el texturizado de soya”, argumentó Carvajal.
Estamos trabajando nuevas formulaciones para sustituir la soya por carne. Quizás le pongamos un nivel de harina desgrasada, también algo de MDM (pollo deshuesado mecánicamente) y grasa
Debe entenderse además que la carne empleada para la elaboración de las hamburguesas es la residual de otros procesos productivos, como son por ejemplo los cortes destinados al turismo, y otros “sectores estratégicos”, las dietas médicas por la libreta, y la elaboración de algunos productos que el propio estado comercializa en las tiendas recaudadoras de divisa.
En resumen, lo que sobra de cada una de esas producciones es lo que se tritura para elaborar luego —con las añadiduras mencionadas— las hamburguesas en cuestión.
El lector no requiere tener una imaginación tan fértil para suponer todo cuanto pasa por las cuchillas moledoras del cárnico. Aun así, ante las alternativas desesperadas que se estudian para venderle una hamburguesa sin soya al pueblo, el director de la empresa cárnica en Villa Clara precisó que el precio debe sufrir afectaciones.
O sea, al no haber soya, y mezclarse diferentes subproductos cárnicos, el cálculo industrial se eleva y, por lo tanto, el comercio interior deberá elevar también el precio con que finalmente se expenderá la nueva hamburguesa sin soya.
Actualmente cuestan entre 1.80 y 2.40 CUP y son muchas las familias que encuentran en las hamburguesas el principal suministro proteico de sus comidas, y al alternarlo con huevos —también desaparecidos del mercado villaclareño— logran sobrevivir, en medio de la prolongada escasez del cerdo, las prohibiciones sobre la carne de res, y los también excesivos precios del pollo.
Para no hablar del pescado.
Lo cierto es que la mesa nacional sigue sumida en una crisis de respetables proporciones, y demasiado vieja ya como para ser noticia. El “picadillo de soya”, como normalmente conoce el pueblo a las asignaciones mensuales de carne molida, también sufrirá afectaciones ante el prolongado desabastecimiento del grano.
“Aunque en el picadillo de la canasta básica el componente total cárnico será del 100%, a ese sí que no le tocaremos el precio, porque es sagrado”, explicó Gonzalo Carvajal en otro momento de su entrevista con la CMHW.
Pero por supuesto ese total cárnico al que el directivo se refiere, también estará compuesto por la carne residual, pollo deshuesado mecánicamente, grasa y algo de cerdo, según sus propias palabras.
Para resumirlo, mientras se mantenga el desabastecimiento de soya —alimento muy impopular entre los cubanos—, será sustituida por una alucinante mezcla de productos cárnicos y harinas, con la cual se pretende reinventar la hamburguesa y asegurar los suministros normados del rey proteico de la canasta básica: el picadillo de soya.
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