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Las angustias de los cuentapropistas cubanos a menos de tres meses de que todo se vuelva un caos

Continúan otorgándose varias licencias a una misma persona en las actividades que no fueron paralizadas, a pesar de que faltan menos de tres meses para la entrada en vigor de la obligatoriedad de quedarse con una sola de ellas.

Cuentapropismo en Cuba © CiberCuba
Cuentapropismo en Cuba Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Todavía están a tiempo, pero a partir de diciembre los cuentapropistas con varias licencias contarán con noventa días para decidirse por una sola y actualizar su situación en la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social (DMTSS); si transcurrido este plazo no aclaran con cuál oficio se quedarán, se les retirará la autorización para ejercer el trabajo por cuenta propia.

Esta información se reitera en cada uno de los incontables seminarios organizados por las Direcciones Municipales de Trabajo y Seguridad Social (DMTSS), que se están impartiendo en todos los municipios cubanos a los emprendedores, quienes continúan sin aceptar completamente las razones por las cuales el Estado limitó el otorgamiento de licencias a una sola por persona.

Los funcionarios del de la DMTSS, la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), del Ministerio de Transporte (Mitrans), el Banco Nacional de Cuba (BNC), la Dirección Municipal de Planificación Física (DMPF) y otros órganos que intervienen en la capacitación insisten en repetir, para justificar la decisión gubernamental, que esta se basa en que un mismo individuo tenía permiso para realizar varios oficios cuya naturaleza impide que puedan ser ejercidos en el mismo espacio de tiempo, dado que no se relacionan entre sí.

Pero aun cuando los emprendedores aceptan como verdad que un titular de restaurante, fregador de autos y manicura no puede desarrollar los tres trabajos a la vez, también están convencidos de que un peluquero –ahora titular de Servicios de Belleza, licencia que engloba siete actividades– sí puede, por ejemplo, llevar a cabo su oficio en un momento del día y en otro dar clases de peluquería.

De hecho varios han confesado que operaban de esta manera, algunos amparados en la licencia de repasador y otros en la de profesor de música y otras artes, en las cuales fueron inscritos por las propias DMTSS, como solución para que pudieran impartir esta actividad docente especializada, pues eran las dos únicas posibles alternativas donde “cabía”.

Hay a quienes incluso les resultan más rentables las clases de peluquería– por la cantidad de alumnos que poseen– que el ejercicio en sí del oficio de peluquero (a). Pero esas clases, que fueron inadecuadamente amparadas en las mencionadas licencias de repasador o profesor de música y otras artes, no se ajustan a ninguno de los alcances descritos para esas dos actividades en la Resolución No.12 de 2018 del MTSS que entrará en vigor en diciembre. Así que para quienes practicaban esta rentable, fructífera y necesaria labor educativa y formadora se cierran las posibilidades legales de continuar ejerciéndola.

Para otros casos en semejante situación, como el productor de pintura que se ubicó en servicios constructivos porque no había una actividad específica para él, la solución en los seminarios fue solicitar todos sus datos para analizar la situación.

Hay muchos más ejemplos que demuestran que es injusta y exagerada la decisión de otorgar un único permiso por ciudadano y que el análisis llevado a cabo por el gobierno para el reordenamiento del trabajo por cuenta propia dejó fuera y desechó muchos elementos y situaciones importantes. Pues evidentemente, existen numerosas actividades que, aún sin relacionarse entre sí, pueden ser realizadas por un mismo ciudadano sin que haya concentración de la propiedad o un mismo dueño con muchos negocios, lo cual según el gobierno es inadmisible en el sistema político imperante en la isla.

Pero tristemente el hecho es que solo se autorizará una licencia, gústele a quien le guste y pésele a quién le pese y que hay que decidirse e informar cuál será esta en los noventa días siguientes a la entrada en vigor de la legislación, que para los transportistas será en noviembre y para el resto de las actividades comenzará a contar a partir del siete de diciembre.

También se repitió en los seminarios que todos los integrantes de un núcleo familiar con edad y condiciones para ello pueden ser titulares de licencia. O sea en una misma casa un integrante puede ser fotógrafo, otro, peluquero; un tercero, transportista; un cuarto, artesano y un quinto, titular de cafetería, lo cual no contradice la disposición de que en una misma casa solo puede realizarse una de las tres actividades siguientes: Servicio Gastronómico en Cafetería, Servicio Gastronómico en Bar o Servicio de Bar y Recreación. O sea si uno de los integrantes del núcleo tiene licencia para establecer un restaurante en la casa, otro conviviente no puede montar en ella a la vez un bar o una cafetería. Tal vez pueda obtener la licencia de uno de esos negocios, pero deberá abrirlo en otro local, que puede ser alquilado tanto a otro trabajador por cuenta propia como al gobierno.

Sí resulta contradictorio, sin embargo, que a estas alturas continúan otorgándose varias licencias a una misma persona en las actividades que no fueron paralizadas, a pesar de que faltan menos de tres meses para la entrada en vigor de la obligatoriedad de quedarse con una sola de ellas.

También lo es que a pesar de no ser definitiva la prohibición de la concentración de la propiedad y el enriquecimiento– pues como el propio gobierno ha dicho esta es una propuesta contenida en el proyecto de constitución que aún está en discusión y debe someterse a referendo– ya vayan a entrar en vigor leyes que garantizan que dicha concentración y enriquecimiento no se produzcan en el sector de los trabajadores privados.

Pero estos son apenas algunos de los muchos elementos incomprensibles de esta contradictoria y desestimulante fórmula con que el Estado pretende reorganizar el trabajo por cuenta propia, la cual, según expertos, va en contra de la lógica económica, hará decrecer la economía y, por ende, multiplicar la enorme corrupción que devora al país.

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