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Pobladores de Cayo Granma, cansados de vivir a merced de la inestabilidad de las lanchas

La tranquilidad que regala un islote en medio de una bahía puede ser el paraíso de algunos, y al mismo tiempo, la peor tortura y encierro para otros

Cayo Granma © CiberCuba
Cayo Granma Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Con un parque actual de cinco lanchas, la empresa estatal de transportación de Santiago de Cuba es el principal responsable del movimiento de personas de Cayo Granma hasta la ciudad. Sin embargo, los pobladores de esta comunidad costera ya están cansados de escuchar tantas justificaciones que ocultan el mal servicio y su inestabilidad, en algo tan sensible para ellos.

Problemas organizativos, en el suministro del combustible, además de roturas reiteradas fundamentalmente en los motores, son algunas de las tantas excusas que a diario escuchan los pobladores que viven en Cayo Granma, y que afectan seriamente su transportación, incluso, en momentos que la empresa estatal está en su mejor momento en cuanto a tecnología.

CiberCuba / Transporte estatal en Cayo Granma

El malestar tiene su origen en que el transporte estatal es casi la única vía para conectarse con la urbe o, al menos, la más asequible para esta comunidad pesquera que visiblemente no es de gran poder adquisitivo, y no es ni remotamente lo mismo pagar un peso que el precio que pidan los pocos transportistas privados en sus pequeñas embarcaciones, una cifra que suele estar entre 10 pesos, por cubrir el trayecto de Cayo Granma hasta La Estrella, y lo que deseen si el tramo es más grande.

Este servicio estatal cubre una distancia de siete millas náuticas y deja una comunidad muy vulnerable y, sobre todo, muy dependiente del sistema de transportación que aún suscita más quejas que satisfacciones y que ha tenido años donde a duras penas un navío ha cubierto el trayecto.

Un total de 15 viajes a los diferentes puntos del litoral y seis hasta la ciudad se supone sea la programación del parque de lanchas, sin embargo, los pobladores hablan frecuentemente de la inestabilidad, detalle que podría no ser significativo en medio de una urbe, pero sí cuando separan las olas del destino final.

“La mayoría de las personas que vivimos aquí trabajamos en la ciudad, y tenemos una hora de entrada que cumplir, para eso necesitamos un sistema de transportación eficiente y seguro, que cumpla los horarios, y el de las lanchas es cualquier cosa menos puntual”, asegura María, pobladora de Cayo Granma hace ya más de siete años.

“Cuando estás en el muelle, estás esperando la lancha y te enteras de que no viene porque se rompió o porque no tiene petróleo. A esa hora no sabes si lanzarte al mar a nado, llamar a tu jefe y decirle que llegarás tarde o que no podrás ir, y apelar a su sensibilidad, o sentarte en el banco de la paciencia y esperar.

"La única opción que nunca valoro es la de los barquitos particulares, te cobran mínimo 10 pesos o 20 en dependencia de la hora, ¿y te imaginas, pagar 10 pesos yo que cobro 14 al día? Y ni hablar del día de San Rafael Médico Divino, ahí te cobran lo que desean y las personas con tal de cumplir sus promesas, lo pagan, es una locura”, explica Rafael, pescador de la zona en su horario libre, pero quien también mantiene vínculo laboral con el Estado.

CiberCuba / Transporte privado en Cayo Granma

En papeles, de cinco de la mañana a una de la madrugada del día siguiente deben prestar servicios las lanchas de transportación de la comunidad marítima de la bahía de la ciudad de Santiago de Cuba. Pero asegura María que “si te cogen las siete de la tarde noche mejor hazte la idea de buscar donde dormir, y ni hablar de transportación de cosas, principalmente materiales de la construcción, ahí es cuando te das cuenta que estás a la merced de los lancheros, te cobran lo que deseen, siempre por detrás de la cortina”.

La tranquilidad que regala un islote en medio de una bahía puede ser el paraíso de algunos, y al mismo tiempo, la peor tortura y encierro para otros. Bastante fatalista es vivir en un archipiélago, para además estar en una isla dentro. Algo así opinan los jóvenes, quienes cansados de tanto mar, sal, arena y playa, buscan entretenimientos más exóticos y bien raros por estos lares costeros.

La inestabilidad del transporte nos hace sentir una comunidad aislada, apartada

“Los jóvenes hemos sacrificado la experiencia de vivir la vida nocturna porque no podemos amanecer en las calles de Santiago siempre que salgamos, no todos los días son de carnaval, entonces la verdad que la inestabilidad del transporte nos hace sentir una comunidad aislada, apartada, porque tampoco hay bolsillo que aguante moverse en barcos particulares. Uno a veces se siente como el Principito en su meteorito o como Rapunzel en su torre. Parece mentira pero nos limita tener amistades fuera de Cayo Granma, novias, nos limita en todo, no hace sentirnos encerrados en nuestras propias casas”, comenta un joven lugareño.

“Se ha hablado de incrementar las propuestas de esta comunidad pesquera, esas que pueden ser atractivas para turistas nacionales y extranjeros, pero yo me pregunto ¿cómo se puede hacer cuando tienes lanchas que aparecen cuando les da la gana, lancheros que muchas veces son unas bestias y maltratan? La respuesta es obvia”, comenta Rafael.

Se ha hablado de incrementar las propuestas de esta comunidad pesquera, esas que pueden ser atractivas para turistas nacionales y extranjeros, pero yo me pregunto ¿cómo se puede hacer cuando tienes lanchas que aparecen cuando les da la gana, lancheros que muchas veces son unas bestias y maltratan?

Vivir en Cayo Granma no es fácil. Nunca lo es cuando se trata de una comunidad aislada físicamente por el mar, y más por la desidia. Pero es mucho peor cuando el medio de transportación que está al alcance del bolsillo no funciona como Dios manda, y la alternativa te sangra el presupuesto de una manera impensable.

Sentirse aislados y no parte de una de las ciudades más antiguas de Cuba, es solo la punta del iceberg de los males de una comunidad costera, originados en parte por la inestabilidad del transporte, aunque también se le han descrito algunos problemas sociales como el alcoholismo y la falta de continuidad y deseo de seguir estudios, por parte de los más jóvenes.

Antiguo Cayo Smith, hoy cayo Granma, fue una hermosa comunidad de chalés de madera, pero que en la actualidad la desidia y el abandono se respira por doquier, en inmuebles con alto grado de deterioro y hacinamiento de moradores en pequeñas casas. Solo existe una escuela, hasta sexto grado, y para seguir los estudios, los adolescentes y jóvenes deben salir del pequeño islote y someterse a los vaivenes del transporte estatal, experiencia desgastante que en muchos casos los disuade de continuar con su educación.

La voluntad a veces se quiebra y no es suficiente, vivir en una isla, paradisiaca según las guías de turismo, puede ser un tormento para quienes el mar y el viento no son suficientes.

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