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Tres sobresalientes escenas en el nuevo filme cubano “Nido de mantis”

“Nido de mantis”, el más reciente estreno, o preestreno, del cine cubano, contiene, por lo menos, tres buenas escenas que a continuación comentamos

Una de las tres escenas mencionadas. La protagonista pare en medio del cañaveral. © arturosotto.com
Una de las tres escenas mencionadas. La protagonista pare en medio del cañaveral. Foto © arturosotto.com

Este artículo es de hace 5 años

Como ya se sabe, Nido de mantis se prestrenó por la Jornada de la Cultura Cubana, y su verdadero estreno será en diciembre y el año siguiente. El filme se mueve entre la tragedia y el policiaco para relatar la historia de un triángulo amoroso entre dos hombres y una mujer a lo largo de treinta o cuarenta años. Una mañana de agosto de 1994 aparecen muertos los tres, y la presunta culpable parece ser la hija de la mujer, una muchacha de veinte años, la única persona que estaba en la casa cuando ocurrieron los hechos.

La joven se declara inocente y para demostrarlo cuenta, ante el fiscal y la abogada que investigan el caso, la historia de amor de sus padres (nunca se aclara cuál de los dos fue su verdadero progenitor) con su madre, de modo que el filme se remonta a los años cincuenta, y a los sesenta. En toda esa trama, aparecen tres buenos momentos que sobresalen del conjunto:

1. Cariñoso homenaje a El brigadista: En la etapa de los años sesenta, Tomás, el personaje que interpreta Armando Miguel Gómez, es enviado como alfabetizador al batey azucarero donde vive la muchacha que él amaba desde niño. Cuando se reencuentran reverdece el romance y es en ese momento en que ocurre la breve y cariñosa escena de homenaje a El brigadista. Patricio Wood hace el papel del padre de la muchacha, y caracterizado igual a su padre, cuarenta años antes, interpreta esta escena en la cual sorprende a la muchacha en el río, romanceando, y a punto de tener sexo.

2. Perdidos en el cañaveral de los 70: Los tres personajes están juntos, como siempre, sumidos en la Zafra del 70, la de los Diez Millones que nunca fueron. Ella está embarazada, y a término, en medio de los cañaverales. Se provoca una trifulca entre los dos machos competidores, y la protagonista pareciera que va a parir entre las cañas, como termina ocurriendo, y por supuesto la muchacha se nombra Azúcar. Mientras los macheteros corren con ella cargada, hay insistentes tomas cenitales, tal vez de carácter metafórico, que los presentan corriendo, desesperados, como criaturas enloquecidas, o inermes, tratando de encontrar la guardarraya que los saque del cañaveral.

3. Está a cargo de Luis Alberto García, quien hace un secundario de lujo, pues resulta ser testigo de la larga historia de amor de los protagonistas, y conoce el secreto de la muerte de los tres amantes. Los investigadores están acosándolo para que cuente lo que sabe. Solo que en una escena, en un expresivo primer plano, aprovechado al máximo por el actor, él se niega a confesar quién es el verdadero culpable, para evitarse un dolor inmenso. Hay que ver la película para comprender lo que digo. .

Yara Massiel, Armando Miguel Gómez y Caleb Casas son los protagonistas del filme. La dirección de producción estuvo a cargo de Francisco Álvarez; la dirección de fotografía, de Ernesto Calzado; la directora asistente fue Tessa Hernández; el responsable de la dirección de arte fue Carlos Urdanivia; la música es de Beatriz Corona; la edición, de Osvaldo Donatién y Sotto; y el diseño de vestuario, de Vladimir Cuenca.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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