Después de perder siete de sus últimos nueve compromisos, el barco de Industriales hace aguas y sus fanáticos empiezan a perder la fe en las posibilidades clasificatorias de un equipo que este año rescató a su mánager más ganador en este siglo, Rey Vicente Anglada.
Pero ni eso ha podido salvar a los Azules, quienes acaban de ser barridos por una escuadra de Holguín que apenas archivaba seis triunfos en 21 salidas durante la segunda etapa del campeonato.
La causa de la debacle es el pitcheo. Hasta hace una subserie, los abridores de Anglada trabajan para 5.54 limpias cada nueve innings, tienen el WHIP más alto (1.99) y les batean .355. Mientras, los relevistas de la tropa exhiben efectividad de 6.73, e igualmente son bateados inmisericordemente (.323). Y ojo, esos números empeoraron gravemente en la subserie versus los Cachorros, cuya estadística todavía no actualiza el admirable sitio de la Federación Cubana.
La causa, también, está en los guantes, porque con average defensivo de .961 no se puede aspirar a ganar nada.
Finalmente, la causa puede hallarse además en la caída de un bateo que pasó de maquinaria despiadada a dócil corderito, el menos productivo en materia de carreras y el ‘hermano menor’ en OPS.
Simplemente, es penoso. El llamado equipo insignia cubano va camino de una eliminación que nadie quiere (unos para aplaudirlo en los play offs, otros para gozar el triunfo a costa suya), pues ahora mismo vaga por el quinto lugar de la tabla a tres juegos del rival más cercano.
Cierto: queda tiempo de sobra para revertir la situación –tanto como 21 encuentros por escuadra-, pero a menos que ocurra una reacción enérgica, las campanas seguirán doblando por el equipo más querido y odiado del país.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.